Hay un momento en el que el ritmo se va a la cadera, a los glúteos, a las piernas y aparece el twerking, baile que tiene sus raíces en las danzas africanas. En GiolizTwerk, las personas desechan sus penas bailando. El twerking se vuelve ritual y un acto de amor propio: hacen acrobacias mientras se descubren sensuales, sonrientes. Se enamoran de sus cuerpos de nuevo o por primera vez.
Gracias al baile, los alumnos pueden ir a casa sint ié ndose más confiados: la lección se extiende a la vida
Mientras los alumnos se deshiniben y aprenden a hacer acrobacias, desechan penas e inseguridades.
El twerking comenzó a hacerse famoso gracias a la música trap y al tan criticado y popular reggaetón.
Con el cabello suelto, medias y calzones “cacheteros”, bailar se vuelve ritual, pero principalmente un acto de amor propio.
En el estudio GiolizTwerk, la instructora Giovanna Mora acompaña a los asistentes a descubrir su sensualidad bailando.