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El ambiente en la calle Álvaro Obregón, donde elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional, de la Marina y brigadistas continúan buscando personas entre los escombros, se ha concentrado en observar cuál será el siguiente paso para sacar hasta el último desaparecido.
Entre el primero y el segundo día rescataron a 28 personas con vida y a partir de ese momento todo ha sido esperar. Las miradas hacia arriba desde la zona del supermercado que está frente a lo que fue el edificio 286 permanecen pendientes de lo que ocurra, de los movimientos de los españoles, los israelíes, los militares, los scouts, los topos, de todos los involucrados en labores de búsqueda.
Por la mañana los rescatistas utilizaron binomios caninos para buscar rastros de las 40 personas aproximadamente que aún permanecen entre los escombros, según lo dicho por familias que esperan noticias.
Luis Felipe Puente, coordinador nacional de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, informó que derivado de las entrevistas sostenidas con los trabajadores que sobrevivieron al derrumbe, se cree que la mayor parte de las personas permanece en el cuarto piso del inmueble donde era el comedor. En consecuencia, las labores de ayer se concentraron en llegar al cuarto piso.
“Es un trabajo muy delicado porque cada vez que hay un movimiento que corte [para llegar al cuarto piso] las lozas se desplazan centímetro a centímetro y existe el riesgo de que ésta se pueda colapsar hacia la parte de atrás dónde se está haciendo todo un trabajo para evitarlo”, explicó.
Los brigadistas realizaron una cadena humana con la que desde el edificio contiguo del derrumbe sacan las piedras que quedan de las labores y con una máquina sacan las cuadrículas de loza necesarias para que los rescatistas bajen por ese lugar al cuarto piso.
“Desde ahí es de donde vamos a poder bajar al cuarto piso para no arriesgar la estructura total y que pueda haber un colapso”, explicó.
Puente afirmó que el equipo de trabajo se ha reunido en dos ocasiones con las familias para darles atención sicológica. Reconoció que ante el riesgo que se corre y el tiempo que tardarán para concluir, las familias se han mostrado comprensivas.
“No tenemos en este momento una peculiaridad de vida, en otros lugares pensamos que ya no había nadie y después encontramos a alguien, entonces debemos esperar, es un poco de paciencia, sé que es muy difícil, sé que son muchas horas, pero algunos rescatistas llevan tres días sin dormir y están aquí haciéndolo con todo su esfuerzo”, agregó.
Puente dijo que los binomios caninos no dieron ninguna señal, pero se les utiliza cada vez que quitan un tramo para que busquen de a poco.
La misa de las 12:00 horas se trasladó a la calle de Oaxaca, afuera de un edificio vecino para rezar por las familias, quienes pidieron fuerza para aguantar la espera.
La tensa calma se rompió tres horas después, cuando durante las labores de búsqueda las alarmas de riesgo sonaron ante el movimiento de la estructura, que podía indicar un posible colapso.
El equipo que trabajaba en la superficie de la montaña de piedras evacuó la zona lo más rápido posible, mientras el que estaba en el único hueco debajo de los escombros se apuraba a colocar puntales de acero para reforzar la estructura y poder continuar con la labor.
Desde el martes pasado, fecha en que ocurrió el sismo de 7.1 grados en la Ciudad de México, relevos van, relevos vienen y el hallazgo de personas parece cada vez más lejano, puesto que con cada piedra que es removida los rescatistas deben extremar precauciones con la presión de que cada minuto puede ser la diferencia entre la vida y la muerte y la esperanza de los familiares comienzan a agotarse.
Las plegarias inician: “Padre nuestro que estás en los cielos...”, se escucha en punto de las 20:00 horas, un grupo de mujeres se acercó a la zona para pedir por los rescatistas, por los que continúan atrapados, por quienes fallecieron y por las familias de todos ellos, con la esperanza de encontrarlos pronto.