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nacion@eluniversal.com.mx
Norma Jiménez llegó a San Salvador Atenco, Estado de México, para tomar fotografías y venderlas a una revista; sin embargo, en un abrir y cerrar de ojos, policías estatales y federales se abalanzaron sobre ella, la golpearon y la trasladaron al Centro de Prevención y Readaptación Social Santiaguito.
Durante el trayecto a la prisión, Norma fue torturada sexualmente y la amenazaron con acusarla de delincuencia organizada, secuestro equiparable y ataque a las vías generales de comunicaciones.
“Para mí fue un shock muy grande, yo estaba en la escuela, estaba estudiando, no me imaginaba que algo así pudiera ocurrirme”, relata Norma.
Los hechos sucedieron el 4 de mayo de 2006, durante un operativo realizado para dispersar a un grupo de manifestantes en la localidad.
Más de una década después, la víctima explica cómo le arruinaron sus planes de vida: “Yo quería hijos y ese sueño está desvanecido totalmente. Me veía estudiando otra carrera, quería pintar. Muchas de esas cosas cambiaron porque ya no las puedo tener, ya no son para mí una posibilidad”.
Norma pasó un año en la cárcel de Santiaguito a pesar de que no existían pruebas en su contra; reclama que el Ministerio Público la responsabilizó por lo ocurrido.
También, comparte que los primeros tres días en prisión la mantuvieron en el área clínica: “Me querían retener hasta que las heridas de la tortura se me borraran, no querían que nadie me viera”.
Fue hasta tiempo después cuando las autoridades la liberaron, aunque su vida no volvió a ser la misma.
“En la escuela sufrí señalamientos por parte de mis compañeros, me hicieron sentir distinta y los maestros también.
“Me costó mucho trabajo sobreponerme de las lesiones”, detalla.
A pesar de que la joven terminó la carrera de Artes Plásticas en el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), la mayor parte de sus días se dedica a escuchar a otras víctimas de tortura sexual, así como a darle seguimiento a la denuncia que interpuso en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), por su caso.
De igual forma, Norma espera que el actual gobierno atienda lo que le pasó:
“¿Cuánto tiempo hay que esperar para obtener justicia?
“Yo no creo que pueda sentir que hubo justicia si sé que todo el tiempo las mujeres somos torturadas sexualmente [en México].
“Si no hay justicia para todas, no hay justicia para nadie”, sentencia Norma.