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Las lágrimas y la voz entrecortada invaden a Rebeca al recordar el movimiento de la cama y los muebles que la hizo despertar. Los siguiente que viene a su memoria tras esa sacudida, es a ella y su pareja en completa obscuridad, atrapados por los escombros.
"Todo estaba oscuro, mi pareja Óscar, estaba a punto de irse a trabajar cuando comenzó a temblar. El estaba afuera de la recámara. Entre la oscuridad le gritaba para saber si estaba bien", recordó.
Rebeca es una de las sobrevivientes del sismo del 19 de setiembre de 1985, fue rescatada entre los escombros del edificio Nuevo León en la Unidad Habitacional Tlatelolco, el cual se derrumbó.
Entre la oscuridad, Rebeca escuchaba los gritos de “¡Auxilio!” de Óscar, quien le decía que sentía demasiado dolor. Esquivando los pedazos de muros, la mujer se arrastró como pudo hacia donde estaba su pareja, lo abrazó y se percató que estaba sangrando.
“Lo estaba abrazando, pero al estrecharlo contra mí sentí la ropa mojada, creí que era sudor. Pero después con el olor supe que era sangre. Él me decía que le dolía mucho su brazo, tenía una piedra que lo aplastaba, como pude fui retirando los escombros para que su brazo quedara libre, cuando lo logré, parecía como si ya no tuviera huesos”, declaró.
Conforme pasaba el tiempo, la incertidumbre se apoderaba de Rebeca, sin embargo ella nunca perdió la esperanza de salir de los escombros y recuperar su vida. Aunque no era creyente, durante esos cinco días que estuvo bajo las varillas y las paredes, le pareció ver a la Virgen de Guadalupe.
“Yo no creía en la Virgen de Guadalupe, no sé si fue la desesperación o estar tantos días atrapada, pero me pareció verla entre los restos de mi edificio. Cuando volví a ver el azul del cielo, sentí que volví a nacer”, dijo.
Tras ser rescatada, la llevaron a un hospital donde le dijeron que como única lesión fue la pérdida de una uña, aunque tiempo después los médicos le dijeron que los golpes de los escombros le provocaron una lesión en la espalda, la cual se ha agravado con el paso del tiempo. Mientras que su pareja, Óscar, perdió un brazo.
Luego de recuperarse, Rebeca vivió durante 27 años en el Estado de México y hace hace apenas tres, decidió regresar a la Ciudad de México, donde actualmente habita un departamento en la colonia Peralvillo, una zona muy cercana a su antiguo domicilio.