El Programa de la Reforma Educativa que fue emblema de la administración de Enrique Peña Nieto entregó subsidios de manera inercial, no logró mejorar la calidad del aprendizaje de los alumnos, que era su propósito inicial, y ni siquiera tenía elementos para resolver el problema de infraestructura en las escuelas. Además, se modificó el presupuesto en 211 ocasiones y tuvo un subejercicio de 21% .

En su Informe del Resultado de la Fiscalización Superior de la Cuenta Pública 2018 , la Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró que la dependencia federal reportó haber ejercido mil 765 millones 414 mil 300 pesos menos de lo que se le aprobó, en 21%, “sin que acreditara las causas de variaciones y su correspondiente efecto económico”.

Además, se determinó que la SEP no relacionó la información presupuestaria y programática de la Cuenta Pública con los objetivos y prioridades de la planeación del desarrollo, lo que evidenció que no se contó con los elementos suficientes para determinar el avance en la solución del problema ”.

También se encontró que la información dada a conocer por el gobierno federal no permite identificar en qué medida el programa contribuye al avance en la atención del problema público, ya que sólo se reportó información cuantitativa respecto de la cobertura del programa, pero no de los efectos en la mejora de la infraestructura de las escuelas para ejercer la autonomía de gestión.

No acreditó que erogó los recursos con eficacia y eficiencia, propiciando que no se lograra el objetivo referente a contribuir a asegurar la calidad de los aprendizajes en la educación básica y la formación integral de todos los grupos de la población ”.

Al planear el programa, no se incluyeron la misión, los objetivos y las metas con base en indicadores de desempeño ni se consideraron las causas de la problemática de la infraestructura escolar que buscaba remediar con la inyección de recursos; tampoco estimó el costo del programa para alcanzar los resultados previstos en las metas.

La inadecuada presupuestación implicó un riesgo en su instrumentación, ya que, en la Cuenta Pública, la SEP reportó que ejerció 1,765,414.3 mdp, 21.3% menos que lo asignado por 2,243,527.8 mdp y un modificado de 1,765,414.3 mdp, sin que acreditara que ejerció los recursos considerando los principios de eficiencia, eficacia y transparencia como lo mandata la normativa ”, señala el reporte del auditor.

Se identificaron inconsistencias en sus registros y se realizaron 211 adecuaciones presupuestarias, primero para obtener ampliaciones por nueve mil 482 millones de pesos y después reducciones por 9 mil 960 millones, “ que resulta en una cifra de 478,113.5 mdp, lo cual disminuyó el presupuesto original (...) No obstante, la dependencia no demostró la relación de la diminución de 478,113.5 mdp (21.3%) en el presupuesto ejercido y que careció de evidencia de que el ejercicio de los recursos se realizó con base en los principios de eficiencia, eficacia, economía, racionalidad, austeridad y transparencia (...) Además de registrar 29 reintegros por 69.4 mdp ”.

Las unidades responsables de la operación del programa no se sujetaron a los montos aprobados de los calendarios de presupuesto autorizados, ya que los recursos ejercidos se registraron en diferentes fechas y montos en relación con lo programado.

Se identificaron inconsistencias en los montos pagados por las CLC´s (cuentas por liquidar certificadas) mensuales respecto de los recursos ejercidos que se reportaron; la SEP no se ajustó a la estructura programática del anteproyecto y del Presupuesto de Egresos, y no tuvo mecanismos de control respecto del ejercicio del presupuesto, “por lo que no acreditó contar con un sistema para el registro e información del gasto y, con ello, garantizar el correcto ejercicio de los recursos públicos”.

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