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La Arquidiócesis de México exhorta a la clase política quitar privilegios, prebendas, lujos y excesos de burocracia , en los tres órdenes de gobierno , para evitar despertar el odio del pueblo tras el sismo del pasado 19 de septiembre, de lo contrario, “se llegará a un deterioro mayor, al desprestigio , debilitamiento y rechazo de nuestros gobernantes, lo que ciertamente no será sano para la gobernabilidad ni para la vida democrática del país”.
Bajo el título “Odium Plebis u Odio del Pueblo” , el editorial del semanario religioso Desde la Fe , consideró que luego de “la tragedia y el dolor de millones de personas” se debe exigir una respuesta concreta que se refleje en una adecuada reasignación del presupuesto federal.
El texto argumenta que los mexicanos esperan que el terremoto sirva para humanizar a los políticos, “porque los mexicanos estamos hartos de los excesos del poder público y político, de la corrupción, del derroche escandaloso en sueldos, prebendas y frivolidades de los tres Poderes de la Unión, de la ostentación de políticos que insulta a los más de 50 millones de pobres que viven en nuestra atribulada patria, de la impunidad de la que vergonzosamente ocupamos el cuarto nivel mundial, del cinismo y desprecio de la clase política que sabe cómo burlar las leyes”.
Agrega que la vida del país “cambió en segundos”, puesto que una conmemoración del terremoto de 1985 se convirtió en una “fatídica coincidencia”.
El editorial menciona que 32 años después, la tierra volvió a recordar la fragilidad de la sociedad, “que estamos parados sobre terreno inestable y que somos vulnerables ante el poder de la naturaleza”.
La arquidiócesis encabezada por el cardenal Norberto Rivera Carrera celebró que después de la conmoción, la gente no espera para reaccionar o entender la magnitud de los daños, sino que se echó para delante y se dispuso a auxiliar a las víctimas .
“La heroica solidaridad de miles de mexicanos puso de manifiesto cómo el pueblo mete las manos en ayuda de los sufrientes y caídos, revelando la madurez para hacer sociedad y responder con determinación a las consecuencias de la calamidad. Esta vez, a diferencia de la tragedia de 1985, las autoridades civiles, tanto de la ciudad como de la federación, se hicieron presentes, trabajaron arduamente en pro de los damnificados”.
Agradecen a toda la sociedad civil que “ya cumplió de sobra” con muestras de solidaridad, generosidad y heroísmo a favor de los afectados, al tiempo que hizo un llamado a exigir a la clase política y gobernante que “reflejen la altura de este pueblo heroico, noble y comprometido, renunciando a sus excesos y enfocando los recursos del pueblo a favor del pueblo que sufre. No hacerlo es inmoral, irresponsable y ofensivo para los mexicanos”.
lsm