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En México, a pesar de que se han creado espacios de oportunidad para que las 14 millones de mujeres que viven en el campo puedan acceder a mejores condiciones de desarrollo y de participación, éstas siguen sufriendo discriminación en todos los ámbitos, aseguró Maribel Concepción Méndez de Lara, magistrada del Tribunal Superior Agrario.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la magistrada consideró que a pesar de que  las mujeres del campo cumplen un rol muy importante en este sector productivo, es momento de “promover la participación de ellas para que puedan ser votadas para espacios de decisión; sin embargo, sólo existen mil 400 presidentas, comisarias ejidales de un total de 27 mil en todo el país”, dice.

Al conmemorar el Día Internacional de la Mujer Rural, en la celebración del 64 aniversario del voto de la mujer, la magistrada indicó que es necesario buscar espacios de participación política y de toma de decisiones, igualdad en el acceso a créditos y a la justicia en todo ámbito.

Indicó que, según estudios, siete de cada 10 mujeres contribuyen de manera importante a la economía familiar, cumpliendo jornadas de trabajo hasta de 19 horas, y en la economía del sector rural no tienen el reconocimiento ni el apoyo que merecen.

La especialista subrayó que la migración masculina a Estados Unidos ha derivado en que las que viven en el campo han tomado las riendas de su entorno, debido a que, con la ausencia de sus esposos, han asumido la titularidad de la tierra, lo que las ha llevado a acceder a puestos de poder, como a ser presidentas de comisariados ejidales y, en algunos casos, ser candidatas a puestos de elección popular.

Subsisten patrones culturales

A 64 años de otorgarse el derecho al voto a la mujer, ¿cuál  es el panorama que se observa en el ámbito  de la mujer  rural?

—Creemos que todavía hay una brecha y un camino largo por recorrer, por eso nos planteamos buscar y promover la participación de las mujeres  en distintos  escenarios, donde ellas puedan votar y ser votadas para espacios  de decisión.

Actualmente en nuestro país,  según datos del Inegi, hay 14 millones de mexicanas de diversas edades en localidades rurales. El 22% de los  ejidatarios y  los comuneros  del país  son mujeres rurales; sin embargo,  sólo ocupan el cargo de presidenta del comisariado ejidal 5% de los núcleos  agrarios que cuentan con una representación  vigente. Según la Procuraduría Agraria, son alrededor de 27 mil y tenemos mil 400 presidentas de comisariado ejidal o de bienes  comunales en todo el país.

¿Qué quiere decir? En materia de derechos agrarios y su participación dentro de ejidos y comunidades,  necesitamos fortalecer, primero, el incremento de la mujer como sujeto agrario con derechos a la tierra, sean ejidatarias o comuneras; y después,  también  su participación en los comisariados ejidales y de bienes comunales.

Se va avanzando, pero hay todavía  un camino por recorrer ; aunque  hay avances  relevantes  en materia de puestos a elección  popular, según leyes recientes que obligan a los partidos  políticos  a lanzar como candidatas a mujeres.  En el espacio rural todavía  hay un déficit  para el reconocimiento,  para la participación,  no sólo política, sino económica  de todo lo  que  realizan las mujeres rurales.

En este sentido, ¿todavía la mujer sigue siendo considerada en un segundo plano?

—Subsisten  patrones culturales, estereotipos, roles, donde a la mujer ha tenido histórica  y culturalmente un papel de subordinación. Poco a poco se va dejando atrás, sobre todo en mujeres jóvenes, están  abandonando patrones  culturales en los que ellas estaban relegadas exclusivamente  al hogar, pero  en el medio rural este rol de la mujer es muy  complejo, tiene doble o triple jornada.

La mujer rural en estas localidades, lo mismo siembra la tierra, cuida el ganado, comercializa la producción, produce artesanía, cría  y educa a los hijos. Su jornada  puede empezar a las cinco  de la mañana y concluir a las 12 de la noche.

La mujer es un agente clave en el medio rural para el desarrollo sostenible, para el cuidado del medio ambiente, para la disminución de riesgos  de desastres naturales, que como vemos siempre se han dado,  pero que  con el cambio climático  se están profundizando. La mujer todavía sufre discriminación  en los ámbitos  laboral, en  registro de su ingreso económico y del acceso  igualitario de oportunidades.

Hay una brecha, el Inegi ha publicado datos muy relevantes entre la brecha de  la mujer rural y la mujer que habita en la ciudad y, sólo por mencionar un  dato, por ejemplo, en educación las mujeres mayores de 15 años a la que se considera analfabetas, por sólo haber estudiado hasta tres años de primaria, pero no poder escribir, en el campo supera 21%, en tanto que en la ciudad, 8%.

Todavía las mujeres del medio rural necesitan  acceder a mayores espacios de educación, reconociendo que es esta la fuente principal  para la transformación  y para el ejercicio de los derechos, como el acceso a la justicia, sus derechos agrarios o su derecho a la  participación  política.

¿Ha faltado este reconocimiento  de la aportación económica  que hace la mujer rural?

—Se requeriría tener estadísticas  más especificas y no generales de la aportación de la mujer rural. Es importante  señalar que está evolucionado el reconocimiento hacia el rol de la mujer rural. La Organización  de las Naciones Unidas para el Desarrollo, en diciembre de 2007 , instituyó  la conmemoración del Día Internacional  de las Mujeres Rurales, señalando que su contribucion  es muy importante  para  la  producción  de  alimentos  para abatir la pobreza en el campo. A partir del 15 de octubre de 2008 se celebra ese día.

Es muy importante, dentro de la estrategia de perspectiva, equidad e igualdad de género, ampliar la ley, focalizarla un poco más a las mujeres que habitan en el medio rural, en esas localidades de las que hablamos,  de hasta 2 mil 500 habitantes, donde no tienen servicios públicos, tienen que trasladarse, caminar horas para acceder  a los servicios de salud, donde llevan esta triple jornada, que a veces desahogan tanto en casa, o en doble jornada en el mismo campo.

Migración, un factor determinante

A partir de la migración en la que generalmente  participan hombres, ¿la mujer ha tomado un papel de  liderazgo  en el hogar  que la ha ayudado a potencializar su figura?

—Bastante. Hay estadísticas de la Procuraduría Agraria en las que se analiza la contribución económica  de las mujeres ejidatarias y comuneras en el medio rural y han llegado con sus estudios  a determinar  que siete de cada 10 mujeres representan una contribución principal o aportan a la economía familiar.

La migración en décadas  anteriores había sido mayoritariamente masculina, emigraban los varones, las mujeres  se quedaban al cuidado de los hijos y también  al frente del trabajo de la parcela. Esta migración sí ha contribuido a que ellas se conviertan en alguna medida en titulares de derechos agrarios.

¿Qué esquema falta para potenciar a  la mujer rural en México?

—Hay varios puntos en la agenda para impulsar  su participación. El primero de ellos es, precisamente, buscar mayor participación de las  mujeres rurales en la toma de decisiones,  buscando  que participen para puestos desde comisariado ejidal, presidentas  de consejos de vigilancia también, presidentas  municipales, diputadas federales,  senadoras. ¿Por  qué? Porque en la medida en que ellas accedan a estos espacios,  su agenda,  sus prioridades van a formar parte de la agenda nacional.

También  creo indispensable que se busquen la igualdad de acceso al crédito  y subsidios  para mujeres y hombres. Y la otra parte,  continuar con su acceso a la justicia, lo mismo agraria que en otras materias. La justicia en asuntos civiles, mercantiles,  penales, que  contribuyan  a empoderarlas y hacer efectivo su acceso a la justicia.

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