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La parte de la política de migración de Estados Unidos que separa a familias es violatoria a toda norma de derechos humanos y riñe con toda visión de asistencia, comprensión y cooperación entre los pueblos, considera Julio Ligorría, ex embajador de Guatemala en EU.

Afirma que la medida adoptada por el presidente Donald Trump que frena esta separación recuerda aquella célebre frase del ex presidente Jimmy Carter: “Si la Casa Blanca no sirve para ejercer la compasión no me interesa ocuparla”.

En entrevista con El Gran Diario de México, Ligorría —quien en esa posición jugó, en 2014, un papel fundamental en la crisis de los niños migrantes— considera que independientemente de que México puede ejercer aún más su liderazgo como hermano mayor en esta crisis.

¿Qué opina de la orden ejecutiva de Donald Trump que frena la separación de las familias?

—Recuerda aquella célebre frase del ex presidente Jimmy Carter: “Si la Casa Blanca no sirve para ejercer la compasión no me interesa ocuparla”.

Trump ha ejercido compasión al tiempo que refuerza el rigor de su política migratoria.

Es un alivio para las familias y ciertamente satisface el clamor de la sociedad y la comunidad internacional.

Es cierto que elimina todo el proceso de evaluación que hacían las autoridades antes de repatriar al migrante y aplica la “cero tolerancia” a la inmigración ilegal, con lo cual la repatriación es inmediata.

Para el gobierno estadounidense en términos reales significa un ahorro de recursos bastante significativo.

¿Cómo afectaba esta separación a familias?

—El problema migratorio centroamericano tiene que ver con la mala gestión de los gobiernos en crear una agenda social mínima para sus habitantes: empleo, salud y educación.

Separar a los niños reñía con toda visión de asistencia, comprensión y cooperación entre los pueblos.

¿Qué papel deben jugar Centroamérica y México?

—La crisis pasa por darle los paliativos y las soluciones de carácter social y humanitario.

Pero México en este momento va a ser difícil que tome algún rol por la situación de la campaña electoral.

¿Centroamérica debe actuar como un bloque?

—Sin ninguna duda. Somos parte del problema; pero, también parte de la solución.

¿En el caso del siguiente gobierno que surja en México, ve ventanas de oportunidad o algún foco rojo?

—La oportunidad siempre ha estado. La región sur de México es bastante parecida a la región norte de Centroamérica.

Me dicen que Andrés Manuel López Obrador es un candidato doméstico, con poca vocación en política exterior.

Si vemos que en las encuestas puntea López Obrador, pues tenemos que hacer un trabajo con ese candidato en términos de: “Bueno, si usted gana las elecciones, pues queremos seguir trabajando”.

Y mostrarle dónde la relación con el sur puede servir para solucionar problemas de orden doméstico.

¿Entonces México debe de ejercer su liderazgo?

—Sin duda, y México ha hecho esfuerzos muy serios.

En la actual crisis humanitaria puede México jugar un papel de liderazgo, y nosotros tenemos que buscar en México al hermano mayor.

La Audiencia Nacional de España rechazó su extradición por presuntamente fondear ilegalmente la campaña del Partido Patriota.

—Ha sido una persecución de carácter político.

En Guatemala hay una revolución de justicia en la que muchos funcionarios han ido a parar a la cárcel.

La lucha contra la corrupción está bien; no obstante, los intereses políticos se coludieron con fiscales para montar casos falsos.

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