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Carlos Villarruel Tenorio y su mamá viajaron desde la delegación Iztapalapa hasta la Universidad Panamericana, ubicada cerca del metro Mixcoac, para asistir a la primera Feria del Empleo para personas con discapacidad, en donde espera encontrar un trabajo que pueda realizar desde casa y con ayuda de una computadora.
El joven de 19 años aseguró que a pesar de que las calles de la Ciudad de México no están diseñadas para que personas con discapacidad se trasladen, no podía dejar pasar la oportunidad de asistir y tratar de integrarse al sector laboral con el anhelo de, poco a poco, ir construyendo su sueño y convertirse en dueño de un taller automotriz.
“Quiero poner mi taller, tener trabajadores y decirles qué hacer, poder ganar dinero y después formar una familia y poderla mantener”.
El gusto por los automóviles nació desde que Carlos era un niño, “así surgió mi amor por la mecánica”. Actualmente no está estudiando, pero concluyó el bachillerato con la carrera técnica de autotrónica.
Se enteró de este evento a través de un grupo en Facebook que está conformado por él y compañeros del Instituto Nacional de Rehabilitación a donde acude a terapias, ahí supo que 28 empresas y 10 organizaciones ofertarían alrededor de 30 vacantes cada una.
Carlos nació con distrofia muscular, lo que le ha impedido caminar. En caso de que tenga una oferta laboral, sería su primer empleo. “Es importante que las empresas incluyan a personas con discapacidad, porque somos capaces de hacer muchas actividades”.
En sus tiempos libres, el joven iztapalapense se divierte con videojuegos o revisando sus redes sociales, por eso está seguro de que un empleo en donde tenga que usar una computadora es el ideal para él.
La feria fue organizada por la asociación Colabore, de la Universidad Panamericana, que promueve una cultura de integración social de las personas con discapacidad a través de servicios de consultoría y agencias de colocación.
Emilio Ruiz, de 22 años, también llegó a la feria en espera de encontrar una vacante “que me ayude a ser más independiente y a pagar una carrera en comunicación”.
El joven que también practica lanzamiento de disco y jabalina agradeció a la universidad organizadora, puesto que “es una excelente oportunidad, porque las personas con discapacidad cómo le batallamos para encontrar trabajo, si la persona normal le batalla, nosotros lo hacemos 20 veces más, entonces que nos lo faciliten es una gran ayuda, es un gracias a todas estas compañías que vienen a presentar sus servicios especiales para personas con discapacidad”.
Emilio supo de esta oportunidad porque forma parte de un grupo que se llama discapacidadmotriz.org.
En entrevista con EL UNIVERSAL relata que su discapacidad la adquirió cuando tenía trece años, “tengo una enfermedad llamada mielitis viral, engloba la inflamación de la médula espinal viral. No se sabe cómo lo obtuve, simplemente llegó un momento en que se encapsuló en mi médula espinal y gracias a un esfuerzo explotó esa burbujita y se expandió por toda la médula y me paralizó de la cintura para abajo”.
Emilio afirma que el obstáculo más grande al que se enfrenta es al social, “es muy heavy que vayas a una empresa a pedir empleo y no te contraten porque te dicen que no tienen bien adaptadas las oficinas, o en una escuela que te digan ‘sí te inscribo, pero no tengo un elevador para que subas al octavo piso’, incluso las personas, tenemos, como país, un pequeño grado de ignorancia en cuanto a la discapacidad, encuentras personas que te ven feo o no te ceden el lugar, ese es el mayor impedimento”.
En total la Universidad Panamericana recibió a mil 600 personas, de las cuales 700 con alguna discapacidad. Fueron entrevistadas por reclutadores y personal de recursos humanos de diferentes empresas. Al término de la feria no se concertó ninguna contratación, pero inició el proceso de selección y las empresas acordaron con los solicitantes comunicarse con ellos.