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El embarazo adolescente en México creció 10% en el transcurso de dos años. En 2015, de acuerdo con cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), se registró un promedio de 64 nacimientos por cada mil jóvenes. Para finales de julio pasado existía una equivalencia de 77 alumbramientos.
El titular de la Secretaría de Salud (Ssa), José Narro Robles, señaló contrario a la OCDE que la cifra bajó de 11 mil a 9 mil 500 casos en dos año, desde la implementación de la Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea); no obstante, reconoció que el tema se mantiene como una tarea pendiente para el gobierno federal.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Marcela Eternod Arámburu, secretaria ejecutiva del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), reconoció que el verdadero reto para el gobierno mexicano es “lograr un profundo cambio cultural, donde las niñas y mujeres tengan derechos y les garanticemos una vida integral, una vida plena, con acceso a todos los derechos de educación, salud y de trabajo, pero sobre todo libre de violencia”.
La Enapea, presentada en 2015 por el presidente Enrique Peña Nieto, tiene el objetivo de reducir 50% los embarazos de las adolescentes entre 15 a 19 años, y eliminarlos de manera definitiva en niñas menores de 14 años para 2030.
Eternod agregó que para abatir el abuso sexual que se da en el seno del hogar se debe empezar por no ocultarlo y además fomentar su denuncia.
El problema suele tener otras acepciones en las comunidades indígenas, donde los usos y costumbres originan que las jóvenes queden embarazadas al contraer matrimonio a una corta edad.
Eternod afirmó que el problema tiene sus orígenes en “la concepción de que ellas solamente son valiosas si tienen hijos y que la única misión que tienen es la reproducción. La denuncia es muy importante para la protección de las menores de edad.
“No es fácil revelar un problema que ha estado oculto por décadas, porque no es una situación nueva en la sociedad mexicana, lo que estamos haciendo es visibilizarla”, apuntó Eternod.
La fecundidad entre mexicanas de 15 a 19 años creció en el país más de 10% en el transcurso de dos años.
En 2015, de acuerdo con datos del Banco Mundial, se registró un promedio de 62 nacimientos por cada mil adolescentes y, según las cifras de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, para finales de julio pasado existía una equivalencia de 77 nacimientos.
“Necesitamos que las madres, padres, maestros, tutores, abuelas y abuelos empiecen a hablar de este tema con sus niñas y niños, para que ellos estén informados de una manera adecuada para su edad, para que puedan prevenir situaciones de abuso sexual”, dijo.
Según los últimos resultados de la Encuesta Nacional de la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, 4 millones de mujeres habían sido víctimas de abuso sexual durante su infancia.
Esta cifra, de acuerdo con Eternod, quiere decir “que en México hay prácticas en donde se desvaloriza a las jóvenes en muchas esferas, entonces no importa lo que les pase”.
El Inmujeres representa a la secretaría técnica del Grupo Interinstitucional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes (Gipea), el cual da seguimiento a la Estrategia Nacional de Prevención del Embarazo en Adolescentes (Enapea), puesta en marcha por el gobierno federal desde 2015.
“Pensamos en un esfuerzo articulado, porque lo que queremos con esta estrategia es dejar de ser el país de la OCDE con la tasa más alta de fecundidad adolescente y dejar de poner a nuestras jóvenes y a los varones en una situación que les vuelva muy difícil el camino”, dijo.
Esfuerzos aislados
Antes de la implementación de la estrategia, las dependencias que integran el G ipea realizaban esfuerzos aislados.
Un ejemplo es el del Instituto Mexicano de la Juventud (Imjuve), que erogó 3 millones 397 mil 300 pesos en acciones de prevención del embarazo adolescente en 2015. Al cierre de 2016, cuando Gipea presentó su primer informe de labores tuvo un gasto de 57 millones 779 mil 800 pesos, de los cuales, 13 millones 480 mil 800 fueron una partida presupuestal que le otorgó la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y 25 millones del Instituto Nacional de la Economía Social (Inaes).
“La Enapea aprovecha los recursos de cada una de las dependencias, para coordinarlo todo en un esfuerzo conjunto. Si el sector salud tiene tanto presupuesto, lo usará de esta manera, y si Educación tiene otro tanto, de esta otra forma. También por eso trabajamos con los grupos estatales y organizaciones de la sociedad civil”, detalló Eternod.