En los próximos comicios de 2018 las mujeres mexicanas cumplirán 65 años de la consagración constitucional de sus derechos político-electorales. No se ha alcanzado la igualdad, pero será en las elecciones de este año en las que su participación logrará cifras históricas por la implementación del principio de paridad —cuyo proposito es la igualdad de género—, que a partir de la reforma electoral de 2014 se incluyó en el artículo 41 de la Constitución Mexicana y en la Ley General de Partidos Políticos.

En palabras de Mónica Maccise, directora de la Unidad Técnica de Igualdad de Género y No Discriminación del Instituto Nacional Electoral (INE), este proceso “no sólo será más complejo, sino también el más diverso”.

Según datos proporcionados por la misma unidad, se votarán 18 mil 311 cargos. En el ámbito federal serán 629 funcionarios, entre ellos un Presidente o Presidenta, 128 senadurías y 500 diputaciones. En el rubro local se disputan 17 mil 682 puestos: ocho gubernaturas, una jefatura de Gobierno, 585 diputados locales por mayoría relativa; 387 locales por representación proporcional, mil 613 presidencias municipales, mil 381 juntas municipales o concejales, mil 665 sindicaturas, 12 mil 23 regidurías y 19 regidurías étnicas.

“Unas 9 mil mujeres van a participar en esta contienda. Es algo inédito. ¿Qué significa? Que vamos a tener muchísima presencia de mujeres candidatas y muchos medios de comunicación cubriéndolas; que vamos a tener diversidad en las propuestas de campañas y que al mismo tiempo va a haber muchos cuestionamientos que tienen que ver con su desempeño político, porque, como sabemos, somos una sociedad en la que a las mujeres tradicionalmente se les asocia con el espacio privado, de cuidado y de la reproducción, a diferencia de los hombres, a quienes se les asocia con el espacio de lo público, lo productivo y el espacio de la política, de la negociación”, destaca Mónica Maccise.

El peso de la cultura patriarcal

En octubre de 1953, el presidente Adolfo Ruiz Cortines promulgó las reformas constitucionales que permitieron al sector femenino adquirir el derecho al sufragio en el ámbito federal, aunque fue hasta 1955 cuando acudieron a las urnas para votar.

A inicios de la década de los años 20 las primeras diputadas locales en Yucatán fueron Beatriz Peniche, Raquel Dzib Cícero y Elvia Carrillo Puerto, quienes tras el asesinato del hermano de esta última (Felipe Carrillo Puerto) fueron amenazadas y dejaron el cargo. En el ámbito federal, Aurora Jiménez de Palacios ocupó una diputación en la 42 Legislatura, de 1952 a 1955, era la única mujer y, según el Observatorio de Participación Política de las Mujeres en México (OPPMM), representaba 0.6%, en contraste con los 161 diputados varones que ocupaban 99.4%.

La Legislatura con menor participación de mujeres en los últimos 10 años fue la 55 Legislatura, de 1991 a 1994, con 44 mujeres, que representaban 8.8%, en el sexenio del ex presidente Carlos Salinas.

En la actual Legislatura, la 63, de 2015 a 2018, la Cámara de Diputados —integrada por 500 diputaciones, 300 por representación proporcional y 200 por mayoría relativa— alcanzó el récord de participación femenina. Al 6 de marzo, su página oficial registraba un total de 215 mujeres ocupando una curul, lo que representa 43%. Ellas presiden 16 de las 56 comisiones ordinarias y 20 de las 46 comisiones especiales.

La presidenta de la Comisión de Igualdad de Género de la Cámara Baja, la diputada Laura Nereida Plascencia Pacheco, expresa en entrevista con EL UNIVERSAL: “A unos meses de que termine la Legislatura podemos decirles a los que dijeron que no íbamos a hacer un buen trabajo que las mujeres no solamente lo hicimos, sino que también somos de las más productivas de la Cámara”.

El machismo siempre ha estado presente en la política, enfatiza la legisladora, incluso recuerda que para la reforma de 2014 muchos diputados y senadores votaron en contra de la paridad “porque consideraban que las mujeres no teníamos que estar en estos espacios de decisión”, y refiere que aún ve resistencia para la legislar sobre un gabinete presidencial paritario.

El Senado se compone de 128 escaños, de los cuales 51 son ocupados por mujeres y representan 39.8%. Las senadoras presiden 19 de las 64 comisiones ordinarias y tres de las 16 especiales. Por su parte, los hombres ocupan 77 espacios, lo que representa 60.1% de presencia masculina.

La senadora y presidenta de la Comisión de Igualdad de Género, Diva Gastélum, dice a este diario que todos los días se libran dificultades por ser mujer en el terreno político. “Estamos casi exactamente donde nos dejaron nuestras precursoras, con más leyes, más restricciones, pero en el mismo estatus de conciencia y de reconocimiento de nuestros derechos”.

Participar en política, considera, “no es un asunto novedoso o de moda., son nuestros derechos. Hombres y mujeres nacemos con ello, pero es una de las áreas más difíciles de penetrar porque es un terreno de poder, de toma de decisiones y dirección”. La senadora enfatiza que, a diferencia de otros países —Alemania o Chile, con Ángela Merkel y Michel Bachelet, respectivamente—, “es muy complicado” para las mujeres caminar en política, sobre todo en cargos de autoridad. “Por cultura patriarcal no tenemos conciencia de que la igualdad entre hombres y mujeres nos llevaría a un buen desarrollo. No es tema de partidos, es un tema del medio donde hemos crecido”.

Este diario buscó la postura de Pamela Higuera, de la Unidad de Género del Senado de la República, pero hasta ayer no se obtuvo respuesta.

“Entre la exclusión y abrirse paso”

Hasta ahora ninguna mujer ha sido Presidenta de los Estados Unidos Mexicanos, aunque para los próximos comicios de 2018 se postularon como precandidatas independientes María de Jesús Patricio y Margarita Zavala. Sólo esta última logró cumplir los requisitos del INE para aparecer en las boletas electorales.

En entrevista con EL UNIVERSAL, la candidata independiente a la Presidencia de México considera que, “como en todos los órdenes de la vida, las mujeres tenemos que abrirnos paso. En política también. Significa vivir permanentemente entre la exclusión y la urgencia de abrirse paso, se trata de un reto continuo para demostrar capacidad, proyecto y liderazgo”.

Para la ex panista, la igualdad de género aún no existe en el país. “Ha habido avances jurídicos y legales que establecen la igualdad y la no discriminación, sí, pero tenemos que seguir trabajando para que la letra impresa de la ley se convierta en normalidad”.

La República Mexicana sólo ha tenido seis gobernadoras, de las cuales cinco fueron del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en los estados de Colima, Sonora, Tlaxcala, Yucatán, en dos ocasiones, y Zacatecas (PRD). La primera fue Griselda Álvarez Ponce de León (PRI), quien ejerció el cargo en Colima de 1979 a 1985.

Actualmente sólo el estado de Sonora tiene una gobernadora en función: Claudia Pavlovich (PRI), quien en entrevista comenta que también ha enfrentado dificultades para acceder a la gubernatura por ser mujer.

“Como todas las mujeres mexicanas, tuve que ganarme mi lugar, con mucho esfuerzo, dentro y fuera de mi partido. Nada me ha sido regalado, las posiciones que he obtenido han sido con base en mucho trabajo. Vengo de una familia de mujeres pioneras, mi madre fue, junto a María Lavalle, la primera mujer senadora del país”.

Para lograr un régimen paritario, la gobernante opina que es necesario que las mujeres conozcan y se apropien de sus derechos. “Es imperativo que los hombres estén conscientes de que la igualdad de género llegó para quedarse”.

En las elecciones de este año se votará para elegir ocho gubernaturas: Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán.

De acuerdo con datos del OPPMM, en México hay 2 mil 461 municipios y delegaciones, de los cuales 393, o sea 16%, son gobernados por mujeres, mientras que los otros 2 mil 68, que corresponden a 84%, son ocupados por varones.

Teresa Hevia, consultora especialista en temas de género, explica que las mujeres ocupan casi la mitad de la militancia en la mayoría de los partidos políticos, pero pese a ello “no hay una equivalencia en cuanto a su presencia en los órganos decisorios, pues la mayoría están encabezados por hombres”.

Lo anterior, a pesar de que la Ley General de Partidos Políticos establece que la postulación para la selección de diligencias debe ser paritaria.

“Hay mucho por hacer para que los hombres consideren a las mujeres como sus iguales, con méritos, con aportaciones y no tanto como rivales que llegan a desplazarlos o como imposiciones de actores políticos”, señala Hevia.

Existen muchas dificultades, porque una cosa es postular y darle una candidatura a una mujer y otra , dice, que llegue al cargo. “Los partidos hacen estas mezclas de mandar a las mujeres a partidos perdedores de competencia, y si ven que en algún distrito o municipio el partido tiene más posibilidades de ganar, ahí postulan a un hombre. Y a la hora de apoyarlas en sus campañas políticas, con recursos, presencia en medios, apoyo logístico y humano, todavía vemos una desigualdad importante respecto a la forma en cómo el partido respalda a sus candidatos hombres”.

Alto nivel de desigualdad

En la Ciudad de México (CDMX) en el periodo 2015 a 2018, únicamente cuatro mujeres lograron ocupar el cargo de jefa delegacional, lo que se traduce en 25%, en contraste con los 12 varones, quienes representan 75%.

En la CDMX se elegirá a un jefe o jefa de Gobierno, contienden dos candidatas y un candidato. Una de ellas es Claudia Sheinbaum —también ex delegada de Tlalpan—, quien expresa que ser mujer representa la oportunidad de ser “un ejemplo para otras”, sobre todo niñas, para que desde pequeñas entiendan que una mujer puede tener las mismas oportunidades que un hombre en la ciencia, en la ingeniería y también en puestos públicos.

“Es muy importante que seamos compañeras solidarias —sin la actitud machista que a veces también hay en las mujeres—, que nos demos las mano y que permitamos que una mujer llegue a un puesto de elección, también para rodearse de otras mujeres y permitir este acceso. Mi grupo de campaña son 12 mujeres y cuatro hombres”, añade Sheinbaum.

Por su parte, Alejandra Barrales, candidata de la coalición Por la CDMX al Frente (PAN-PRD-MC), señala en entrevista que es muy importante la presencia de las mujeres en los cargos político-electorales.

“Tiene que ver con la democracia, con reconocer que las mujeres somos más de 50% de la población. Y por supuesto que es muy importante darles espacio y voz. Es la oportunidad de hacer visibles sus problemas, sus visiones, sus demandas, sus propuestas”, subraya Barrales.

Flavia Freidenberg, investigadora del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México y editora del libro La Representación Política de las Mujeres en México, refiere que para su elaboración se analizó al Congreso de la Unión y encontraron “un alto nivel de desigualdad entre hombres y mujeres, todavía hay techos de cristal, pisos resbaladizos dentro de las organizaciones de los partidos que dificultan la participación política de las mujeres”.

Es contradictorio, porque por un lado están aprobando reglas que van orientadas hacia la paridad, pero en la práctica siguen subsistiendo formas o prácticas de resistencia a esas reglas, afirma Freidenberg.

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