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El gobierno de Andrés Manuel López Obrador se enfrentó ayer a una intensa movilización de una parte de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que impidió aprobar en la Cámara de Diputados su reforma educativa y la abrogación de la avalada por su antecesor, Enrique Peña Nieto.
Los diputados federales de Morena, PT y PES tuvieron al enemigo en casa, puesto que integrantes de la CNTE se convirtieron en legisladores federales gracias a que fueron postulados por la coalición Juntos Haremos Historia y forman parte del movimiento mayoritario.
En su andar, ni en la Cámara de Diputados ni en un hotel y menos en el Senado, las comisiones unidas de Puntos Constitucionales y de Educación pudieron sesionar para aprobar el dictamen.
Los maestros madrugaron a los diputados y desde las primeras horas de ayer, decenas de camiones llegaron a San Lázaro procedentes de Oaxaca con integrantes de la Sección 22, para montar un plantón y bloquear sus accesos con tiendas de campaña, lonas y cuerdas. No era una gran multitud, puesto que en algunos accesos sólo 20 personas impedían la entrada.
Decenas de personas y vehículos aguardaban en la calle, y esto provocó que la sesión ordinaria se suspendiera. Diputados de todas las bancadas se reunían en una sede alterna y operaron a unas calles, desde un restaurante.
En sigilo, diputados analizaban sedes alternas para poder avalar el dictamen, y después de las 16:00 horas se anunció que sería en el Senado. Los maestros se enteraron y se movilizaron.
Las comisiones requerían 34 diputados para integrar el quórum; sin embargo, no llegaron más de 15 debido a la rapidez de la CNTE: “Acusen a los que no llegaron, que les descuenten el día”, decía la priista Cynthia López.
Las presidentas de las comisiones de Educación, Adela Piña, y de Puntos Constitucionales, Miroslava Carrillo, se fueron a un hotel de Reforma..., hasta ahí las persiguió la CNTE.