justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Vecinos de San Gregorio, Xochimilco, impidieron que miembros del Ejército y la Marina usaran maquinaria pesada para remover escombros en un predio que colapsó el pasado 19 de septiembre, argumentando que topos y bomberos del Estado de México escucharon a una mujer con vida.
Dos ladridos de Rocko, un labrador color chocolate proveniente de Oaxaca, devolvieron la esperanza a vecinos de San Gregorio Xochimilco de rescatar con vida a una joven que trabajaba como cajera en una tienda de abarrotes.
El edificio que albergaba el mini super “Don Neto” en planta baja, un gimnasio en el primer piso, un billar en el segundo y la casa de los dueños en el tercero se encontraba a un lado de la iglesia de San Gregorio, entre avenida México y Lázaro Cárdenas .
Hoy por la madrugada, un equipo de bomberos y topos del municipio de Nezahualcóyotl dijeron a los vecinos de Xochimilco que habían escuchado ruido dentro del inmueble, más tarde el voluntario Ricardo Canseco llegó con el labrador que ladró un par de veces, entonces la sociedad se movilizó y empezó las labores de rescate.
Pasado mediodía los voluntarios tomaron un descanso y al regresar cuerpos de las fuerzas armadas no les dieron acceso indicando que se harían cargo del rescate y con ellos ingresaron a la zona maquinas pesadas.
Pobladores de San Gregorio se organizaron y mostraron su indignación puesto que según ellos las autoridades federales no hicieron acto de presencia hasta hoy.
“No es posible que no les importe que haya vida, aunque sea una persona, no tienen que usar máquinas. Yo no tengo familia ahí, mi casa se cayó y nos quedamos sin patrimonio, pero estamos vivos, si hay gente ahí adentro la tienen que sacar, aunque sea muerta, para tener a quien llorarle”, gritó una vecina.
Los motores de las maquinas se apagaron, el cerco que había formado la policía local y ejército dejó pasar a voluntarios que portaran casco, guantes y botas para empezar de nuevo a remover los escombros.
“Con las manos, sin lastimar a nadie, así deben de trabajar, pensar en que todavía se puede rescatar a alguien”.
A las 13:15 horas un par de perros entraron a los escombros, miembros de la Marina alzaron los puños para pedir silencio, pasaron 20 minutos y nada, ningún ladrido, aún así los pobladores de San Gregorio no perdieron la esperanza y exigieron que no se usen máquinas para quitar las ruinas del edificio.
ahc