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Anuar Infante trata de protegerse del frío que se siente en el sur de la Ciudad de México. Teniendo como testigo al cerro del Ajusco, con su sudadera azul marino se protege de los ocho grados de temperatura que se sienten en la esquina de Delfín Madrigal y Eje 10 Sur, en Coyoacán. Debido a la escasez de gasolina ha pasado 40 horas en espera de que la gasolinería que se encuentra a dos metros de él reciba combustible y pueda llenar los tanques de su moto y de su vocho.
“Llegué a formarme el jueves a las cinco de la mañana, y ya estoy por cumplir 40 horas”, relata con una sonrisa.
Como él, alrededor de 140 conductores esperan en una fila de más de un kilómetro de extensión que se encuentra sobre Eje 10 Sur para surtirse del ansiado combustible.
“La verdad yo esperaba estar aquí unas tres horas, pero ayer jueves pasó el tiempo y nada, no llegó. Los despachadores nos dicen que tampoco saben la hora en que llegará, o si sería hoy o mañana”.
Debido a que es dueño de un taller mecánico, para el hombre de 37 años, la gasolina es vital “porque con el vocho voy por material y con la moto voy a dejar recibos y cobros. El jueves casi pierdo un trabajo con una empresa, lo bueno es que los contratistas mandaron una camioneta y fui a ver el caso de una retroexcavadora, pero si ellos no hubieran sido buena onda, pierdo ese contrato”.
Afirma que en su desesperación ha pensado en ir a Tres Marías, Morelos, “porque ahí sí hay gasolina, pero es que ya estoy casi en la punta de entrada y si me muevo hasta allá puede que me quede sin combustible y sea peor”.
Asegura estar de acuerdo con el plan del gobierno federal en su combate contra el robo del combustibles, pero “creo que se no planeó bien la estrategia, porque varios hemos salido afectados”.