Más Información
Diputados avalan súper secretaría de García Harfuch; SSPC investigará delitos y coordinará inteligencia a nivel nacional
“Aún hay tiempo”: Inai lamenta extinción aprobada por Diputados; pide al Senado reconsiderar reforma
Yasmín Esquivel defiende la reforma judicial en Con los de Casa; alejado de la realidad pensar que es una venganza política, afirma
"Soy del mero Sinaloa, donde se rompen las olas"; al ritmo de banda y aguachile, apoyan a músicos y meseros afectados por violencia
México hablará con Trump sobre el T-MEC en febrero; no es obligación del país tener órganos autónomos, afirma Ebrard
justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
“Vengo a agradecerle a la Virgen que no me quitó lo poco que me queda”. Así es como Roque Natalio Genis Villa, de 22 años, llegó a la Basílica de Guadalupe a celebrar el cumpleaños de la Virgen y a darle las gracias porque en el temblor del 19 de septiembre no perdió su casita, construida de adobe y techos de lámina.
Durante el temblor del pasado 19 de septiembre, la mitad de su localidad en la sierra de Puebla resultó con afectaciones, la parroquia se colapsó y su casa, construida con adobe y techos de lámina, se ladeó.
“Hay muchas casas afectadas, bastantes. Mi casita quedó de lado, pero no le pasó nada. También por eso vengo a darle las gracias, porque tan siquiera no me quitó lo único que tengo, que es sencillo, pero es lo único y, gracias a Dios, ahí está”, dijo en entrevista con EL UNIVERSAL.
Roque tiene 22 años y con su 1.60 metros de estatura carga una estatua de la Virgen que lo aventaja en tamaño, puesto que mide 1.85 metros. El campesino poblano ha caminado con ella a sus espaldas desde su pueblo, Cacaloxúchitl, localizado en la sierra, a dos horas de la ciudad de Puebla.
Con fervor la ha cargado desde hace tres días. Hace un año la trajo como una promesa que le hizo a la Virgen, luego de que su primera hija naciera con bien y la trae ahora para refrendar el apoyo de la Morenita a su pueblo, que en estos momentos la necesita mucho, puesto que no llegaron apoyos y sus vecinos que se vieron más afectados con el temblor, no tienen recursos para reconstruir sus casas.
“Aquí estoy, dando las gracias”, señala hincado en el piso del atrio de la Basílica, donde dos de sus compañeros lo ayudan a incorporarse con la enorme estatua de la Virgen recargada en su espalda.
Aunque algunos de sus vecinos tuvieron afectaciones más graves e incluso hubo familias que perdieron a sus seres queridos, Roque, campesino que se dedica a la siembra de flor de cempasúchil, maíz y frijol, se siente contento, porque la desgracia no tocó a su puerta en esta ocasión.
“Yo no perdí nada pero otros perdieron mucho y vengo a pedir por ellos. Muchos tenían sus cosas y las perdieron, pero Diosito nos las quitó, ¿qué podemos hacer?”, dijo.