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Aquí no hay elementos del Ejército, de la Marina o de la Policía Federal, ni siquiera policía capitalina en apoyo a los ciudadanos. La ayuda humanitaria gubernamental e internacional sólo se conoce por las noticias en radio y televisión.

Aquí, en la colonia Del Mar, en Tláhuac, más de 18 mil personas están en el olvido, pero sobre todo en riesgo de que sus casas colapsen, pues la mayoría sufrió daño estructural luego del sismo del pasado 19 de septiembre.

Caminar por las calles Pingüino, Gitana y Sardina es recorrer un panorama desolador. Casas fracturadas desde sus cimientos, lozas cuarteadas , escombros en las esquinas, muros apuntalados con polines para evitar que se derrumben.

Las calles de esta colonia están cerradas con pedazos de lozas o cintas color amarillo con la leyenda: “Peligro”. Mientras, en las calles abiertas a la circulación vehicular hay cartulinas: “Circule despacio”.

En este panorama destaca una enorme grieta que atraviesa la colonia, que hundió, por lo menos, 50 centímetros el pavimento y fracturó las calles hasta llegar a la colonia La Planta, que resultó afectada.

Sobre esa enorme grieta está la casa de la señora Lourdes, que vive en la calle de Pingüino. Junto a su puerta se lee: “Muy alto riesgo”.

“Esta es la calle del olvido”, dice la mujer que es empleada en Galerías Coapa. Su casa tiene fracturas en los muros, en los pisos, su sala prácticamente se partió en dos. La señora Lourdes pasa las horas debajo de una lona junto con otros vecinos que la acompañan.

“Aquí sólo están los brigadistas, los vecinos son los que nos traen de comer, porque nosotros no podemos estar adentro y no podemos hacer de comer, del gobierno y de la delegación no tenemos ayuda. Nadie nos ha dicho si nos van a apoyar para la casa, para un terreno, nada.

“Ni siquiera hay policías cuidando la zona, estamos en riesgo de que se metan y nos quiten lo poquito que nos queda”, asegura.

La fundadora de la colonia Del Mar asegura que es vecina desde hace 35 años, pero nadie les advirtió que viven en una zona de riesgo o que había una falla geológica, hasta que se dieron cuenta que la calle comenzó a abrirse.

Metros más adelante, un grupo de brigadistas puso un centro en el que comienzan a realizar un censo para conocer el total de inmuebles afectados. Ahí, el ingeniero Jaime Alberto Santiago explica que todavía no hay un número exacto de casas afectadas, pues sus brigadas comenzaron apenas a trabajar, pero dice que hay construcciones que tienen daños graves no necesariamente provocados por el temblor.

“Hay estudios geológicos desde 2011 que señalan que existe no una falla, sino un suelo de alto riesgo e inhabitable, un suelo lodoso, porque ahí había lagunas”.

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