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Tecámac, Estado de México
El proyecto insignia del presidente Andrés Manuel López Obrador, el aeropuerto internacional de Santa Lucía, enfrenta la resistencia de grupos originarios de la región, que advierten el inicio de una lucha, sin dinero y sin fines políticos, en defensa de sus tierras ancestrales y de los recursos naturales.
Sin embargo, viven con la angustia de perder parte del territorio, sufrir un colapso hídrico, entre otras afectaciones a su vida cotidiana a causa del proyecto aeroportuario en la Base Militar 1 de Santa Lucía.
“Nosotros siempre hemos estado dispuestos a platicar con López Obrador. El día que inició su mandato, él prometió que iba a respetar a todos los pueblos originarios y nosotros nos definimos como uno, porque sabemos que descendemos de los linajes indígenas”, afirma Benjamín Galindo, nativo de San Lucas Xolox.
Ante las carencias económicas para promover un amparo, se unen para luchar por los recursos ecológicos que les quedan, pues se atribuyen la responsabilidad de “cuidar la herencia que han dejado sus ancestros para las generaciones que les preceden, o serán la vergüenza.
“Nos deslindamos de quienes tienen intereses económicos y políticos, y pretenden únicamente sustituir Santa Lucía nuevamente por Texcoco. No somos adversarios ni conservadores, pero sí protegemos el medio ambiente que nos queda”, dice en entrevista para EL UNIVERSAL Arturo Hernández, integrante de la organización 12 Pueblos Originarios de Tecámac.
El activista ambiental dejó en claro que su preocupación es por la cuenca de México: “Ningún megaproyecto cabe, ni en Santa Lucía ni en Texcoco”.
Sin presencia en la Manifestación de Impacto Ambiental
“No sólo no fuimos consultados, sino también ignorados. Los pueblos indígenas no aparecemos en el manifiesto de la Sedena”, sostiene Hernández Buendía.
En dicho documento, publicado el pasado mes de abril y al cual este diario tuvo acceso, se indica: “La zona del proyecto no presenta comunidades indígenas cercanas”.
El posible colapso hídrico del acuífero Cuautitlán-Pachuca
Entre las afectaciones que más preocupan a los pobladores se encuentra el abastecimiento de agua, debido a que actualmente reciben el líquido por “tandeo”.
“¿Estaría de acuerdo en que le cambiaran el agua potable, que hasta hoy es medianamente limpia, por aguas negras? (...) Hay estudios de la propia Conagua [Comisión Nacional del Agua] que aceptan la sobreexplotación de este recurso. Ahora, con el aeropuerto, mínimamente van a consumir 6 millones de litros de agua, o más”, explica el activista ambiental.
Rafael Huizar Álvarez, investigador del Instituto de Geología de la UNAM, asegura que no existe agua para un proyecto de esta magnitud.
“Estamos en una zona llamada sobreexplotada y, por lo tanto, ya no se puede sacar más agua. Si traemos una obra que va a necesitar más agua y si ya existe un déficit, va a haber uno mayor”, señala.
Sobre el manifiesto presentado, el experto afirma que carece de los estudios necesarios para decir si la obra es viable: “Se están utilizando cifras que fueron generadas hace cinco o seis años y no están hechas con una metodología adecuada como para decir que los datos son realmente buenos. La dimensión de los acuíferos que ellos dicen es irreal, porque ha sido elaborado de manera arbitraria”.
¿Hay predios en la franja de amortiguamiento y seguridad?
Otra de las incertidumbres de los habitantes se refiere al área de amortiguamiento y seguridad en la que, según la Manifestación de Impacto Ambiental, están involucrados algunos predios.
“Se considera la adquisición de terrenos aledaños como áreas de amortiguamiento acústico y de seguridad”, precisa el documento.
“El área de amortiguamiento que ellos quieren quedaría a 50 metros al norte de nuestra iglesia, que es el templo principal y también patrimonio histórico de México, porque es una de las más antiguas de la zona”, comenta Benjamín Galindo.
Los pobladores expresaron su preocupación por el rumor de que desaparezca la Clínica 200 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), así como centros educativos que se ubican dentro del radio de tres kilómetros en torno al nuevo aeropuerto.
“Apelamos a la razón, a que se nos haga cumplir conforme a lo que las leyes establecen. Nosotros no tenemos los recursos para buscar un amparo, pero sabemos que tenemos el derecho de hacernos escuchar. La gran mayoría trabajamos el campo y vamos al día, aquí no existen macrofinanzas, aquí existe el trabajar para comer diario”, reitera Galindo Pizaña.
Por ahora, el grupo 12 Pueblos Originarios de Tecámac realiza foros de información con el apoyo de especialistas en materia ambiental, geológica y jurídica para que los habitantes de la zona estén informados. Esperan la respuesta del Presidente.
“Que venga el Presidente a hacer consultas a mano alzada”
Vicente Pérez, vecino de la colonia Michapa, ha vivido desde hace 35 años en este lugar. Cuenta a EL UNIVERSAL que cuando llegó no había nada. Los vecinos se organizaron para poner el pavimento, la banqueta, la guarnición y el pequeño drenaje, además de habilitar los servicios necesarios. Ahora vive con la incertidumbre, al igual que sus vecinos, sobre los rumores de que serán reubicados.
“Nadie nos ha venido a consultar y todos los que dicen que sí o que van a decir que sí, si viene una consulta, son paleros de López Obrador. Que venga aquí a la colonia Michapa, pero nunca ha venido nadie”, protesta.
Tiene miedo de que las autoridades puedan expropiar su predio o que no sea pagado con la cantidad justa, sino “como ellos quieran”.
Edgar, otro vecino que dice vivir en este lugar desde pequeño, agrega: “López Obrador no ha volteado a ver qué pasa aquí. Yo voté por él, me arrepiento. En la colonia somos como una pequeña familia”.
Abunda que se siente identificado con la comunidad de Xolox y le da gusto formar parte de un pueblo chichimeca milenario.