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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Superar el estrés postraumático causado por los sismos del 7 y 19 de septiembre es uno de los retos que tiene la población, así como enfrentar el miedo y el duelo por las pérdidas tanto materiales como humanas, coincidieron especialistas.
La Asociación Psiquiátrica Mexicana, A.C. (APM) señaló que los efectos sicológicos ante un evento traumático como el sismo del 19 de septiembre van desde una crisis nerviosa hasta el estrés postraumático que puede desencadenar sicosis.
Juan Luis Vázquez Hernández, ex presidente de la APM, comentó que la sensación de peligro inminente produce en las personas un aumento de la frecuencia cardiaca y en la respiración, sudoración abundante, temblores y hasta desmayos.
La crisis de angustia o de pánico puede presentarse una sola vez por la situación tan inesperada que se vive, y durar de tres a 15 minutos, a diferencia del estrés postraumático, que se presenta después del shock y puede ser recurrente.
“Aquellas personas con un mayor grado de ansiedad o depresión pueden ser más vulnerables a tener episodios sicóticos con alucinaciones, delirios o alteraciones en la percepción de la realidad”, explicó.
Manuel González Oscoy, investigador de la Facultad de Psicología de la UNAM, comentó que el estrés postraumatico prevalecerá entre las personas que estuvieron expuestas al temblor, debido a que hubo varios precedentes que contribuyeron a generar el miedo, entre ellos la falsa alerta sísmica que se activó el 6 de septiembre; luego siguieron los sismos del 7 y 19 de septiembre, así como todas las réplicas que se han presentado en estos días.
“Lo que está sucediendo es un fenómeno en el que el cuerpo tiende a reaccionar para la huida, es una respuesta que no se puede controlar, apenas hay tiempo para buscar cierta seguridad, eso provoca una señal de alarma; luego siguen las pérdidas, como la vida de seres queridos, el patrimonio, en algunos casos hasta el trabajo, las personas deben empezar un proceso de duelo”, dijo.
Comentó que el estrés postraumático es más severo cuando los familiares no han encontrado el cuerpo de sus seres queridos, lo que impide el establecimiento del duelo.
María Elena Sánchez Azuara, investigadora del departamento de Psicología de la UAM Iztapalapa, dijo que este tipo de estrés produce afectaciones no sólo a nivel mental, como ansiedad, angustia y alteración del sueño, sino también biológico, como problemas digestivos. Para atenderlo se requiere que los afectados expresen los sentimientos por los que están pasando.