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Fela Fábregas, quien comenzó en el teatro sin saber lo que éste era y fue capaz de llevar personalmente los boletos de sus obras a los diarios para ser regalados, falleció ayer.
En marzo pasado, la mujer que construyó al lado de su marido Manolo Fábregas el centro teatral que lleva su nombre y produjo obras como El diluvio que viene, había cumplido 87 años.
Fue “madre creativa” de productores como Morris Gilbert, quien ha estado detrás de los musicales Los miserables y El hombre de la mancha.
“Hace muchos años montamos ¡Qué plantón! y el día del estreno pasé a comprarme un traje en el camino, le dije que le iba a poner alfileres y me dijo que los productores siempre se dejaban a sí mismos para el final, que lo aprendiera”, recuerda Gilbert.
Guillermo Weighers, de La madriguera y Yo madre, yo hija, recibió sus primeras oportunidades gracias a Fela Fábregas.
A veces, recuerda, la mujer que para varios era rígida, entraba con chocolate en mano, como niña, a ver alguna puesta en escena.
“Y seguía comprando derechos de obras de teatro, la última en la que me quedé fue que compró Gypsy.
“Se sentaba con sus socios a hacer cuentas, revisaba que el teatro estuviera siempre pulcro y con todo lo mejor, creo que parte de mi neurosis es porque aprendí de ella”, expresa.
El actor Sergio Corona señala que siempre fue una mujer disciplinada. Él fue de quienes asistió a la colocación del Centro Teatral en la colonia San Rafael, de la Ciudad de México.
“¡Siempre tuvo mucho respeto para los actores!, nos hacía sentir así”, recuerda el histrión.
Fela se enojaba si alguien le decía que había sido una gran mujer, atrás de un gran hombre, como lo fue su marido.
Era una frase machista, decía cada que la escuchaba. “Siempre estaba ahí, la última vez que la vi fue hace unos dos meses y se veía bien, sin ella no se entendería al teatro actual”, considera el crítico teatral Hugo Hernández.
Lo curioso es que ella entró al medio por amor. Se enamoró de Manolo, quien le llevaba 10años, y lo acompañó a una obra.
Ahí entendió qué era eso, al ver en el escenario a Virgina Fábregas, madre del amor de su vida. “Si él hubiese sido doctor, yo habría sido enfermera”.