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Texto: Vanessa Conde Aguilar
Fotografía principal:
Miguel Angel Fernández de la Riva/Cortesía
La mayoría de los asistentes a la Escuela de Ballet Folklórico de la Fundación Amalia Hernández aspiran o ya forman parte del ballet Folklórico de México que se presenta en el Palacio de Bellas Artes y en varias partes del mundo, semillero de bailarines y símbolo de nuestro folklore .
Pero más allá de coloridos vestidos, luces y música tradicional de sus espectáculos, algo poco difundido del Ballet Folklórico de México son sus actividades altruistas y de difusión cultural en nuestro país y en el mundo. Labores que van desde presentaciones sin afán de lucro en plazas públicas de México y de otros países, así como el otorgamiento de becas a bailarines de todas las edades.
Un caso es el de la señora María de los Ángeles de 50 años de edad, actualmente está becada por la fundación Amalia Hernández, para ella haber estado un año en silla de ruedas no fue impedimento para tomar clases de danza en la Escuela de Ballet Folklórico, ubicada en la calle de Violeta, entre el Palacio de Bellas Artes y Garibaldi, en la colonia Guerrero del Centro Histórico.
La señora Angie recibe constantemente en su cocina cercana a este centro cultural a bailarines y maestros de la Fundación Amalia Hernández a la hora de la comida.
“Yo veía (el programa de televisión) Siempre en Domingo donde salía la señora Amalia y nunca pensé que podría llegar a conocer a los directores del Ballet Folklórico. Las bailarinas que venían a comer me invitaban a que fuera a tomar clases pero yo no me atrevía por los problemas que tengo en mis piernas”, narra en entrevista.
Aun con placas y tornillos en las piernas, la señora Angie fue a tomar su primera clase de danza “me encanta, para mi es lo máximo, me reanima. El ejercicio me hizo muy bien, me sigue haciendo muy bien”.
Durante siete años siempre ha sido constante al asistir a sus clases, a pesar de que considera que es pesado dejar preparadas las actividades en la cocina antes de ir a la clase los sábados a las 9:00 a.m.
La señora Angie además de dedicarle tiempo a su cocina, ubicada en el mercado 2 de Abril, en la colonia Guerrero, pasa la mayor parte de sus sábados en la Escuela de Ballet Folklórico de Amalia Hernández. Foto: Alejandra Arriaga
“En la danza uno va y se olvida de todo, salgo con la pila bien puesta”. Es por eso que invita a todos los adultos mayores que tengan la oportunidad de ir a pasarse un buen rato bailando, haciendo ejercicio . Y es que para muchos estudiantes este recinto se convierte en un segundo hogar más que salones para clases de baile.
El constante sonido del zapateado marca el esfuerzo que cada alma danzante hace para llenar de alegría y satisfacción su cuerpo . Desde la estudiante más grande de 82 años hasta la más pequeña de 5, la danza tradicional mexicana es enriquecida con la ayuda del espacio y legado educativo que dejó la bailarina y fundadora de esta escuela, Amalia Hernández .
A pesar de tener una población estudiantil mayor de 200 personas la Escuela del Ballet Folklórico no deja de invitar a quien esté interesado en aprender a bailar a través de sus talleres para principiantes o en estudiar carreras como la de Bailarín Ejecutante de Danza Folklórica. Desde 370 a 400 estudiantes llegan a inscribirse a los talleres regulares que se imparten de septiembre a junio y en verano solo duran cuatro semanas.
La Escuela del Ballet Folklórico de México otorga becas de apoyo económico que pueden ser desde el 30 hasta el 100 por ciento a estudiantes del interior de la República y destina 30 o 40 becas para habitantes de la colonia Guerrero que quieran ingresar a los talleres, ya sea desde niños hasta adultos mayores, la intención es que la gente se acerque a la danza tradicional del país. Sin embargo, a pesar de la promoción que se le hace, no todas estas becas se aprovechan, “no hay tanto interés”, cuenta Renato Levi García Moreno, director de la Escuela de Ballet Folklórico de México, sólo 15 becas son aprovechadas.
Para quienes se interesan en tener una formación profesional de bailarines están las becas de rendimiento académico. Algunos se han disciplinado y esforzado en el salón de clases, como Ángel Torres, quien cuenta a EL UNIVERSAL cómo es que llegó a ser parte del grupo representante de la Escuela del Ballet Folklórico.
Ángel decidió unirse a la Escuela de Ballet Folklórico sin saber nada de danza, tiempo después el director Renato lo invito a formar parte del grupo representativo. Foto: Juan Boites.
“Entré a los 16 años como ejecutante sin saber nada sobre la danza; mi tío me comentó de la escuela y que podía conseguir una beca. El segundo año el director Renato me invitó a participar en el grupo representativo de la escuela, es una oportunidad que te brinda más experiencia para formarte como bailarín . Cuando estuve en el tercer año fui a varios estados de la República Mexicana, a escenarios como el teatro Miguel Covarrubias y el Auditorio Nacional , ahorita estoy cursando el primer año de la carrera de bailarín profesional ”.
Cuando le preguntamos cómo fue que logró llegar al grupo representativo de la escuela nos dijo: “fue difícil no saber nada de la danza, pero eso me hizo echarle el doble de ganas para ponerme al corriente con los demás, la primera vez que participé con el grupo representativo me sentí muy nervioso, apenas llevaba dos funciones presentadas en la escuela como ejecutante uno”.
Otro caso es el de Rosa María Cárdenas Marín, de 79 años, quien apenas en octubre de este año recibió una beca honoraria luego de 25 años de ser estudiante y también maestra en la Escuela de Danza Folklórica Amalia Hernández. Empezó bailando ballet clásico a los 11 años y actualmente también practica flamenco desde hace 10 años.
Rosita, como le dicen en la Fundación, es sobrina del compositor y cantante yucateco Augusto Alejandro Cárdenas Pinelo, Guty Cárdenas , su padre de nombre Renán Cárdenas, era el hermano menor del famoso trovador de los años 20 e inicios de los 30. Renán fue uno de los primeros maestros y músicos egresados del Conservatorio Nacional de Música .
Ella es compositora musical, poeta, cantante , estudió arte dramático y también sigue practicando la danza folklórica en este lugar. Contenta nos dice que para ella es hermoso sentir México a través de sus danzas y poder bailarlas, faldear una y otra vez.
Rosita quien empezó a bailar ballet clásico a los once años, lleva 25 años de ser estudiante de danza. Foto: Angélica Navarrete
Mover el cuerpo a un ritmo determinado la ha inspirado a componer música que ella ha dedicado a cada estado de la República, la ha compilado e irá acompañada de un libro que describe la cultura de cada entidad. Afirma que aunque no conozca algunos estados, a través de la música y sus danzas puede comprender la esencia de cada uno.
Intercambio cultural
Tanto el folklor mexicano como el Ballet Folklórico han logrado un alcance mundial, parece que el intercambio cultural no tiene frontera , tal es el caso de un matrimonio japonés que cursó el diplomado para instructor.
Renato cuenta: “siguen viniendo cada verano a los talleres. Llegan un mes antes de que empiecen las clases porque van a visitar los estados de la República para saber las fiestas tradicionales de cada uno. Son súper disciplinados, llegan media hora antes, cuando platicas con ellos sí te contestan, pero están revisando sus videos y notas”.
“Nada como venir a la raíz ” es lo que dicen los extranjeros que vienen a la Escuela del Ballet Folklórico para aprender de la danza folklórica. De Oregon, Estados Unidos, cada año llega un grupo de 12 a 13 niños acompañados de su maestra, ella los inscribe a todos los talleres de verano que hay, desde las 9 de la mañana hasta las 5:30 de la tarde con un descanso para ir a comer. El director Renato dice que todas las personas que llegan ya sea de colonias vecinas , otros estados o de cualquier parte del mundo vienen a aprender a bailar aunque sea un poquito.
Historia de labor cultural y altruista
Renato Levi García Moreno en entrevista con EL UNIVERSAL cuenta que uno de los objetivos de Amalia Hernández fue la labor social que tenía con el país, además de darle un resignificado a la danza se encargó de llevar a diferentes públicos los bailes folklóricos de México.
Esta agrupación se fundó en 1952 y desde entonces su creadora, la bailarina y coreógrafa Amalia Hernández dedicó su vida a la promoción y difusión de las danzas tradicionales de los pueblos a lo largo de la República.
Una de las grandes labores altruistas de esta agrupación se registró en 1957, cuando el Ballet Folklórico ya se presentaba en televisión, en un programa de revista musical de Televicentro, gracias al apoyo de Emilio Azcárraga. En aquella ocasión participó en la recaudación de fondos contra la poliomielitis bailando durante 14 horas, transmisión difundida por los canales 5 y 9 con la participación grandes figuras del momento.
Aquella presentación maratónica logró ganancias de medio millón de pesos, en la cual el Ballet de Amalia Hernández deleitó a los televidentes con sus interpretaciones coreográficas que también beneficiaron a niños con polio.
La Escuela del Ballet Folklórico es la más grande labor social que Amalia Hernández creó: todo un proyecto educativo. Desde principios de los años sesenta en el cuarto piso del Palacio de Bellas Artes ya se recibían a grupos de niños y jóvenes para lecciones de danza.
Es hasta el 26 de marzo de 1968 cuando, el presidente en turno, Gustavo Díaz Ordaz inauguró el nuevo recinto cultural y hoy escuela. Un edificio creado por Agustín Hernández, hermano de Amalia, que se convirtió en el semillero de la compañía del Ballet Folklórico.
En los años 70 Amalia organizaba funciones y festivales culturales en plazas públicas de las16 delegaciones era en las plazas públicas donde se presentaba el Ballet Folklórico bailando. “Ella llevaba estas funciones para la gente que no conocía el Palacio de Bellas Artes” nos cuenta Patricia Aulestia, quien fue responsable de la difusión del Ballet Folklórico, ella fue testigo del interés que tenía la coreógrafa mexicana de preservar esta parte de la tradición de México y de ayudar a los nuevos talentos en su recorrido por la vida dancística.
Estas presentaciones dieron pie a los martes culturales que actualmente organiza la Escuela del Ballet Folklórico por las tardes, en las instalaciones de la Fundación en la calle de Violetas, con espectáculos de distintas propuestas coreográficas y artísticas nacionales y de otras partes del mundo, incluso de agrupaciones musicales, donde la entrada al público en general es libre.
Renato recuerda algunas de las actividades de difusión cultural en las que participó la Escuela de Ballet Folklórico del México a nivel internacional, como en octubre del 2014 cuando fueron a Corea del Sur a participar en un desfile de intercambio cultural dancístico, al final del recorrido llegaban a una plaza pública o teatro donde zapateaban un baile tradicional de México, la participación más reciente fue hace dos años en Agrigento, Sicilia. Son los estudiantes quienes representan a la Escuela ante otros países del mundo, “estos chicos en formación se presentan en otros escenarios, se dedican al fogueo escénico”.
El Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández también se presentó por primera vez en un centro penitenciario, en el Centro Federal de Readaptación Social No.16 “CPS Femenil de Morelos”, en agosto de este año, donde deleitaron a los presentes con cuadros artísticos emblemáticos de la agrupación, como parte de un programa de readaptación social a través de la cultura en coordinación con varias secretarías de Estado.
Una de las historias que recuerda con nostalgia el director Renato Levi es la función del domingo 12 de agosto que realizo el Ballet Folklórico de México, estaba prevista a ser más especial de lo normal pues Jatzi de 15 años cumpliría su sueño de ver y conocer a los bailarines folklóricos.
La asociación Donando un Sueño , fundada por América Espinoza Cruz de 17 años, se acercó al director Renato para hacer realidad uno de los sueños de Jatzi, “ya teníamos todo preparado, le iban a dar un recorrido por el Palacio de Bellas Artes también iba a subir con los bailarines al escenario, incluso le compraron un pastel”, cuenta Renato.
Jatzi logro ver a los bailarines del ballet por medio de un video a través del cual ellos desearon su recuperación y dijeron que la esperaban el domingo en la función. Esto no fue posible: la pequeña enfermó un día antes de neumonía y estaba muy débil para asistir, luego falleció.
Algunos bailarines de la Escuela de Ballet Folklórico mandaron un video a Jatzi, invitándola a una de sus funciones en Bellas Artes.