En 2016 David Espadas sintió una molestia en los ojos, esto provocó un parpadeo constante que se hizo permanente en su vida cotidiana, tras visitar a diferentes especialistas llegó a la Clínica de Movimientos Anormales del Hospital de Especialidades “Dr. Antonio Fraga Mouret” del Centro Médico Nacional La Raza , en donde le dijeron que tenía blefaroespasmo .
Salvador José Santamaría Molina, neurólogo y jefe de la clínica, detalló que el blefaroespasmo es un padecimiento neurológico de causa desconocida que no tiene cura; es una contracción involuntaria alrededor de los ojos al punto de generar que éstos parpadeen constantemente o se mantengan cerrados.
A diferencia de otro tipo de movimientos anormales conocidos como distonias , éste en particular sólo se puede controlar por medio de dosis de toxina botulínica aplicadas de manera periódica.
“Una distonia es un fenómeno neurológico de causas muy diversas que se caracteriza por contracciones anormales sostenidas intermitentes o repetitivas de algún grupo muscular del cuerpo, condicionando posturas anormales e incapacidad funcional”, explicó el especialista.
Después de ser diagnosticado, Espadas Escaroz acude a la Clínica de Movimientos Anormales cada tres meses para que le apliquen toxina botulínica A, se la inyectan en pequeñas dosis, en diferentes partes de los músculos ubicados alrededor de los ojos; lo que le ayuda a mejorar su calidad de vida.
“Sí mejora muchísimo, desde el primer tratamiento, el paciente vuelve a realizar sus actividades cotidianas con más normalidad, los síntomas se controlan puesto que la evolución de estas distonias tienden a generar incapacidad funcional”, afirmó el especialista del Seguro Social.
Agregó que dependiendo del padecimiento, se puede detectar una mejoría desde el mismo día de la aplicación hasta en una semana. El rango normal es entre dos y tres días cuando ellos comienzan a percibir este efecto.
En 15 años que tiene de existencia la clínica ha atendido a mil 400 pacientes con patologías neurológicas muy específicas denominadas distonias, de los cuales alrededor de unos 700 acuden para sus aplicaciones periódicas de tratamiento.
La toxina botulínica A es un extracto que proviene en condiciones naturales por una bacteria que causa la enfermedad llamada botulismo. Este biológico genera un bloqueo en la trasmisión neuromuscular causando una especie de parálisis en los músculos donde se inyecta, señaló el neurólogo.
Para David el trato que ha recibido en la unidad médica es de primera calidad y confía en que está en buenas manos, “me han tratado excelente, estoy en manos de profesionales capacitados y muy humanos. Mi tratamiento dura tres meses y ha mejorado mi calidad de vida, mi estado emocional y moral. Para las personas que tengan este tipo de movimientos involuntarios los invito a buscar esta alternativa, para que les ayude”, afirmó.
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