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Se describe como un “aferrado” a la vida y los hechos le dan la razón: en el vaivén de sus 27 años tocó fondo por su adicción a las drogas, perdió la pierna derecha en un accidente automovilístico y fue condenado a vivir en las calles de este municipio del sur del estado.
Paradójicamente, la desgracia causada por el sismo del 19 de septiembre le dio un viraje radical a su vida. La figura de Héctor Rodarte, El Capi, es otra desde que su fotografía ayudando en las labores de auxilio en las casas devastadas por el terremoto fue subida a las redes sociales.
El temblor lo sorprendió en la calle, limpiando parabrisas. “Empezó a tambalearse el letrero de Waldos y la neta lo que hice fue pegarme a la pared mientras pasaba el sismo. Luego me puse a que avanzaran los carros y a darles paso a las personas, ¿verdad?, porque se hizo un poco de desorden. Luego ayudé a sacar escombro y las pertenencias de las personas”, relata.
En esa zona cero fue descubierto retirando escombros y muebles de las casas destruidas. Ahí conoció a sus cuates, de entre 19 y 25 años de edad; de pronto ya eran un grupo de brigadistas de auxilio, la mayoría de Morelos y uno de Aguascalientes.
Dice El Capi que el grupo hace las cosas de corazón y entrega todo su esfuerzo. “No es que te toque, sino cuando haces algo tienes que hacerlo a lo que vas, ¿verdad? En realidad no tienes que.... pues, ¿cómo te diré?, ¿cómo se puede decir, carnal....?”.
“Esperar algo a cambio por hacer las cosas..., simplemente por el hecho de ayudar”, agrega su cuate.
Por sus esfuerzos en el retiro de escombros, muebles y protección de las casas siniestradas, Héctor y sus amigos fueron invitados a participar con los Topos Azteca, una brigada que data del sismo de 1985 en la Ciudad de México. Fueron a Jojutla, el municipio más golpeado por el sismo —con 17 personas fallecidas— desde el día que sucedió la desgracia. El alcalde Alfonso de Jesús Sotelo Martínez cifra en aproximadamente 2 mil las construcciones afectadas y 300 las totalmente devastadas.
—¿Te gustaría rescatar vidas?
—Sí, la neta sí me latería, a mí y a los cábulas con los que estamos, ¿verdad? —pregunta a su palomilla.
“Dios me puso en el camino”. Una tarde que trabajaba con los Topos Azteca alguien tomó su foto y la subió a las redes sociales, en reconocimiento a su ayuda con todo y su discapacidad. Su nombre se viralizó y también los motivos por los que perdió su pierna derecha.
Dicen que El Capi hace como siete años se entregó al consumo excesivo de enervantes. En ese profundo viaje no supo el momento en que un auto lo arrolló y le lastimó la pierna. Tanto daño hizo el golpe que fue necesaria la amputación. “No me di cuenta de nada hasta que desperté en el hospital”, cuenta.
Los últimos días han resultado positivos para Héctor porque, dice, tiene un trato de igual con el resto de los brigadistas, ayuda a los damnificados, pertenece a los Topos Azteca y el viernes es posible que le entreguen una prótesis.
Los Topos tienen por norma eludir las entrevistas en televisión, pero Héctor y sus cuates sí lo hacen. “La neta les vamos a ser honestos: ¿qué es Topos Azteca? La lleva El Chino, que es la mera bandota; El Mostro, La Perra, un carnal de Oaxaca, y otro compa que nos brindaron su baisa”, dice El Capi.
Héctor dice que los invitaron viajar a México, “pero la neta nel, vamos a representar lo que son Topos Azteca en el estado de Morelos. Ahorita se fueron a la Ciudad de México”.
Alude constantemente a Dios como su salvador de las drogas y de superar su condición de incapacitado. “La neta, creo que Dios me puso en este camino para ayudar a las personas y conocer amistades, ¿verdad?”.
El martes un grupo de personas le tomaron medidas para, según dijo la autoridad local, obsequiarle una prótesis el viernes.