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Ciudad de México.- “Hay que dejar bien claro que el agua es un bien nacional, o sea el agua no se puede privatizar”, subraya Blanca Jiménez Cisneros, nueva directora general de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Indica, no obstante, que en el área de los servicios puede considerarse diferentes tipos de participación de la iniciativa privada en el sector, tras advertir que en general, se ha visto a nivel internacional que su intervención no es muy rentable.
Entrevistada en sus oficinas del Instituto de Ingeniería de la UNAM, con el trasfondo de la sede de la Conagua en San Jerónimo que abandonará para mudarse a Veracruz, como parte de la descentralización del organismo, la ex titular de la Asociación Internacional del Agua y ex vicepresidenta de la Academia Mexicana de Ciencias , recalcó también que habrá un “gran cambio” en apoyo de la población más desfavorecida.
¿Cuáles son los nuevos planes que la Conagua desarrollará?
—En primer lugar, tratar de cumplir las funciones básicas de la Conagua, uno, un manejo eficiente del recurso agua como una propiedad de la nación, con criterios de equidad y justicia con un énfasis que se tiene en este nuevo gobierno hacia las clases más desfavorecidas, que tiene un fundamento en que de alguna manera es más fácil dar agua a las poblaciones que están más cercanas, las de mayores recursos, generalmente las poblaciones más pobres se asientan en los peores terrenos, por tanto es más difícil darles el agua, entonces un gran cambio será en los indicadores, tenemos que asegurar que las poblaciones rurales cuenten con el recurso para que se pueda proporcionar el suministro de manera apropiada a los más pobres.
¿Cómo encuentra a la institución?
—Es un trabajo que apenas se está empezando, no se puede hablar de un diagnóstico detallado. Lo que encuentro es una institución interesante, creo que los mexicanos no nos damos cuenta de la fortaleza que es tener una institución que lleve todos los temas, porque el agua tiene que ver con todos los aspectos. Digamos que las principales funciones del Estado ahí se concentran, quizás el diagnóstico es que se tienen muy buenas bases para construir la situación que México requiere.
La Conagua captó la atención en noviembre al suspender el abasto en el Valle de México por las obras en el sistema Cutzamala y la falla en la instalación de la “K invertida”. ¿Cómo marcha ese tema?
—Tengo entendido que actualmente se está haciendo una auditoría para ver cuál fue el problema, muy probablemente nos tocaría continuar con este proceso de auditorías para deslindar si hay responsabilidades. Lo que si quisiera destacar es que todos estos temas de mantenimiento sí son propensos a accidentes y que también es responsabilidad del gobierno tratar de minimizar estos accidentes, pero también pueden ocurrir.
Con respecto al cambio a la ciudad de Veracruz...
—Está por definirse con más detalle, vamos a hacer una visita con el gobernador para ver las modalidades de colaboración, tiene la ventaja de descentralizar esta ciudad que nunca debió haber crecido tanto. Se estima que estaba en equilibrio hídrico para cinco millones de habitantes y eso nada más hablando del agua, falta hablar de la basura, del aire, del transporte.
¿Qué opina respecto a las propuestas de la iniciativa privada para participar en la gestión del agua de forma complementaria al Estado?
—Primero hay que dejar bien claro que el agua es un bien nacional, o sea el agua no se puede privatizar; en la cuestión de los servicios se puede considerar diferentes tipos de participación, pero habría que analizar con mucho detalle cómo es esta participación, el tema del agua a diferencia de muchos otros está muy relacionado con el poder tomar el agua o no, entonces se tiene que cuidar mucho las formas de participación y que también sean ganancias razonables y bueno, le queda al particular sí puede ser de su interés o no.
En general las participaciones privadas se ha visto a nivel internacional que no son tan rentables, no son tan buen negocio y eso es algo que se tendría que valorar realmente desde una perspectiva en la que primero que nada, hay que asegurar que la población tenga el agua y no dejarla sin agua en la calidad y cantidad apropiadas por atender otro tipo de usos.
Algunos especialistas sostienen que se desconoce el estado de las cuencas hídricas subterráneas, de las reservas del país. ¿Qué piensa al respecto?
—No necesariamente, yo creo —también soy científica— que se conocen razonablemente, no todo parejo en el país, es importante conocerlas mejor, sí, pero tampoco podríamos decirle a la gente que conozca el modelo exacto, todos los detalles y por donde pasa el agua, yo creo que hay que balancearlo entre un conocimiento aceptable, pero también dando soluciones a la gente.
También afirman que a nivel de la legislación no existen referencias concretas sobre las cuencas subterráneas. ¿Es necesario actualizar la Ley de Aguas Nacionales?
—En 1992, con la primera ley de aguas ya se consideraba la planeación, el manejo integral, el tema es que ha ido evolucionando, hay varias propuestas y una plantea cuánto se puede servir a la industria y qué tipo de industria, cuánta gente puede haber. Estuvimos en un tiempo hablando de modelos antropocéntricos, de modelos de desarrollo basados en el hombre y ahora podrían ser modelos hidrocéntricos, el mismo razonamiento se puede hacer en cuanto al suelo, al alimento, yo creo que el chiste es balancear todo.
¿Qué significa para usted, en lo personal, llegar en este punto de su trayectoria a la dirección general de la Comision Nacional del Agua?
—Representa no sólo un reto muy interesante, sino parte de mi pasión, el tema me apasiona, me encanta, pero además tener la posibilidad de contribuir desde una perspectiva de equidad y justicia, creo que es un reto no únicamente para México, sino para todo el mundo, y hacerlo en una condición de recursos limitados, con la gente que hay, que es súper participativa, será un reto muy bonito, que espero me deje muchas cosas y sobre todo que le deje muchas cosas a mi país.