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El año 1968, cuando en medio del movimiento estudiantil el Ejército ingresó al campus de Ciudad Universitaria fue un momento de luto para la autonomía de la institución, afirmó el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Enrique Graue Wiechers.

Al participar en la mesa La reforma universitaria de Córdoba de 1918, su repercusión a nivel regional e internacional en la Universidad de esa ciudad argentina, dijo que a raíz de esos hechos se logró la autonomía constitucional para las universidades en todo el país.

“El año 1968 fue un momento de luto para la autonomía universitaria, cuando el Ejército ocupó Ciudad Universitaria en México y otras instalaciones de educación superior, pero con el paso del tiempo estos acontecimientos se convirtieron en un escudo para rechazar firmemente las acciones del Estado dentro de la UNAM, y en 1976 la autonomía de las universidades públicas se elevó a rango constitucional”, dijo.

En las últimas décadas, a través de su autonomía, la UNAM ha asumido y defendido su capacidad de autogobernarse en el servicio de educación pública, gratuita y de calidad; libertad para investigar, y difundir en todo México la cultura nacional y universal.

“A partir de entonces la autonomía de la UNAM, si bien no significa extraterritorialidad, sí determinó hacia el Estado una relación cuidadosa, distante y de respeto”, dijo.

En el Salón de Grado de la Sede Histórica del Rectorado de la Universidad Nacional de Córdoba, Graue resaltó que los nuevos tiempos exigen que las universidades “defendamos nuestra autonomía a partir de mantener una autogestión independiente, con compromiso social, transparencia y rendición de cuentas”.

Expuso que las instituciones de educación superior también deben pugnar por una educación sin distinción de clases, género, preferencias o ideologías. “Por una educación de calidad humana, crítica, libre, reflexiva y propositiva”.

Además, requieren dar una formación universal e innovadora que permita a los nuevos ciudadanos adaptarse a las tareas que habrán de enfrentar, impulsar la investigación que contribuya al desarrollo económico de sus naciones y al avance universal del conocimiento, así como a dar una educación con espíritu latino.

Graue Wiechers subrayó que en la actual época de cambios, denominada como la Revolución 4.0, las instituciones de educación superior deben responder con inteligencia, independencia y prontitud ante los retos que implica vivir en un mundo profundamente desigual, en el que la economía globalizada afecta intereses nacionales, propicia migraciones incontrolables y genera nacionalismos xenofóbicos e intolerancias.

“Hoy el mercado laboral se caracteriza por una precarización de los salarios y de las condiciones laborales y una demanda de competencias técnicas que soslayan la formación educativa universal”, concluyó Graue Wiechers.

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