Egresados de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Ticomán, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), diseñan y construyen cohetes tipo sonda con tecnología 100% mexicana para transportar cargas electrónicas a alturas de entre cinco y 10 kilómetros, para validar pruebas de motor, aerodinámica, sistema de navegación y propulsión.
Jonathan Rodríguez Castillo, Ramón Córdova Muñoz, David Gómez Herrera y Rafael Sánchez Zamora crearon la empresa mexicana Buró de Ingeniería y Diseño 360, que surgió en el Centro de Incubación de Empresas de Base Tecnológica (CIEBT), la cual está enfocada principalmente a desarrollar y comercializar equipos para pruebas aerodinámicas, drones y, principalmente, construcción de vehículos lanzadores (cohetes tipo sonda).
Los politécnicos explicaron que el primer prototipo de las aletas del cohete se realizó en una impresora 3D (que usa plástico ABS), el fuselaje es de fibra de cartón o de vidrio, aluminio o titanio para los motores, y diseñaron los sistemas de liberación del paracaídas para la recuperación de la carga útil. El sistema electrónico tiene que ser aerodinámico, ya que si la estructura no es suficientemente rígida se desintegra.
La empresa cuenta con la división Rocketmaster, encargada de realizar esta tarea, y en la que trabajan en la fabricación de cohetes con menos resistencia al viento para que caiga más rápido y la distancia de su lanzamiento sea corta.
En primer lugar, los artefactos pasan por un proceso de ingeniería de diseño a partir de programas de CAD sobre los cuales moldean y construyen prototipos con impresoras 3D, en donde se hacen las aletas pero con fuselaje de cartón.
Posteriormente, prueban la efectividad del cohete cuando lo introducen en los túneles de viento de la ESIME Ticomán con quien mantienen un convenio de colaboración, así como con la Unidad Mixta Internacional (UMI) del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
Los egresados señalaron que tienen el objetivo de validar pruebas electrónicas superiores a los 11 kilómetros de altura (entre 20 y 30 kilómetros) y construir cohetes más robustos y grandes con tecnología 100% mexicana con medidas de seguridad adecuadas.
Desgraciadamente, el país carece de normatividad en materia de seguridad para regular este tipo de lanzamientos (se basan en la legislación americana en la materia), por lo que ya trabajan con la Agencia Espacial Mexicana (AEM) para que en un máximo de cinco años se cuente con ello.