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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
Desde los seis años Angélica aprendió a leer la hora para inyectarse insulina, fue su forma de responsabilizarse de la diabetes tipo 2 que le diagnosticaron a los cinco años.
Angie y Gina Ramírez, su mamá, llegaron a la Clínica de Diabetes del Hospital Infantil de México Federico Gómez porque la menor presentó cetoacidosis, que es una complicación de la diabetes en la que el cuerpo produce ácidos en la sangre en exceso.
“Mi mamá me inyectaba la insulina, pero como le tiene miedo a las agujas se ponía nerviosa y me lastimaba, por eso desde los seis años aprendí a leer la hora para saber cuándo me tocaban mis dosis”, relata.
Leticia García Morales, jefa del Departamento de Endocrinología del Hospital Infantil de México Federico Gómez y encargada de la Clínica de Diabetes, comentó a EL UNIVERSAL que en los últimos años se han incrementado los casos de diabetes tipo 2. La especialista lamentó que el diagnóstico se esté realizando en edades más tempranas, ya que ahora tienen pacientes de tres y cuatro años.
“En agosto y septiembre tuvimos cuatro niños nuevos con diabetes tipo 2 por semana, es decir, casi llegaba un paciente al día”, dijo la experta.
De acuerdo con el Anuario de Morbilidad de la Secretaría de Salud, en 2017, en niños de 10 a 14 años de edad se reportaron mil 89 casos de diabetes, de los cuales 776 pertenecen a la tipo 1, que es autoinmune, y 313 a la tipo 2, que se asocia a la obesidad.
Un lugar dedicado a ellos. La Clínica de Diabetes surgió en 1997, fue la primera en su género y se creó a iniciativa de Luis Miguel Dorantes Álvarez, quien era el jefe del Departamento de Endocrinología del hospital, la intención era atender de manera integral a los pacientes en nutrición, sicología y pediatría.
“Esta unidad ofrece a sus pacientes un adiestramiento para que se sepan monitorear y aplicar insulina, explicamos las urgencias que pueden surgir de la enfermedad, cómo manejarlas y prevenirlas”, mencionó Leticia García.
Angélica recuerda poco los síntomas de la diabetes: “Sólo sé que tenía mucha sed, de ahí todo se borra hasta que llegué con un ‘choque’ porque traía la glucosa muy elevada”.
Afirmó que los cambios fueron para bien, aprendió a seguir una dieta, a medir su glucosa, a hacer ejercicio para no desarrollar obesidad: “Vives con un estilo saludable, uno que tendríamos que seguir todos, no importa si estamos enfermos o no”.
Con 13 años de atención, Angélica debe decir adiós a la Clínica de Diabetes: “Me dieron de alta porque ya soy mayor de edad”, ahora será atendida en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.
“Quiero decirle a todos los niños que tienen diabetes que no están solos, es un proceso difícil pero sólo es cuestión de cambiar hábitos”.