Con motivo del 51 aniversario de los trágicos acontecimientos del 2 de octubre de 1968 , en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco , la comisionada Patricia Kurczyn Villalobos del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales ( Inai ) concedió una entrevista exclusiva para EL UNIVERSAL, donde nos cuentó sus vivencias siendo profesora en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México ( UNAM ), durante los meses que se vivió el Movimiento Estudiantil de 1968 ( M68 ).
Refirió que vivió el truculento 1968, en el corazón del conflicto, siendo una incipiente profesora de derecho laboral en la Facultad de Derecho en Ciudad Universitaria. Lamenta que “muchos compañeros (después del 2 de octubre) pues ya no pudieron seguir, muchos perdieron actividades y demás y muchas veces perdieron también su prestigio como personas de bien, por ser tachados entonces como comunistas o comunistoides, por cabezas locas”.
Patricia Kurczyn es investigadora de tiempo completo con licencia del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel III, también con licencia. El 14 de mayo de 2014 fue designada por el Senado de la República, Comisionada del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai).
¿Cómo vivió una joven profesora el año de 1968, en una de las facultades más activas dentro del movimiento estudiantil?
— Tenía dos años de haber terminado la licenciatura y empecé a dar clases en la facultad de Derecho, era una época donde muchas corrientes se encontraban, había muchos simpatizantes de los que se conocía como “movimientos rojos” y aunque no participaba activamente me gustaba hablar de vez en cuando con algunos jóvenes que empezaban a tener cierta filiación socialista porque siempre es bueno escuchar otras ideas.
¿Simpatizaba con los líderes estudiantiles de su facultad?
— Conocí a las estudiantes que participaban en las reuniones estudiantiles, al cerrar la facultad, los chicos vivían en los auditorios, a las emblemáticas Tita y Nacha, con un grupo de amigos iba sábados y domingos a llevarles alguna cosa, comida, cigarros, este tipo de cosas.
¿Personas cercanas estaban involucradas en el movimiento?
— Sí, amigos, primos, conocidos. A uno de mis primos, su mamá lo bajó de un camión jalándolo del cabello, él iba rumbo a un mitin. No doy detalles para respetar su privacidad, pues quizás algunos ya no quieran que se les relacione con eso.
¿Cómo se enteró de que la situación en la UNAM se estaba agravando?
— Pues el día que invadió el Ejército Ciudad Universitaria, para toda la comunidad universitaria fue un golpe muy fuerte, el ver a los soldados invadir nuestras escuelas e institutos fue muy duro.
¿En estas condiciones de persecución hacia los jóvenes, cómo sobrellevaban los días?
— Durante esos meses había un clima represivo para los jóvenes, teníamos miedo de que nos persiguieran, hasta de recibir un folleto por la calle. Una vez, un compañero traía propaganda en la cajuela de su coche y tenía miedo de que las autoridades la encontraran y nos aterramos al saberlo, los volantes terminaron quemados en un asador en una comida de domingo porque ya nos sentíamos perseguidos, nunca nos enteramos en qué andaba metido este amigo.
¿Qué le daba temor del clima que se generó, de qué tenía miedo?
— El miedo que tenía era por la suerte de la Universidad, de los estudiantes, de los amigos de la familia que algunos eran miembros del Partido Comunista y que fueron detenidos. Tenía miedo de hablar, tenía miedo de que detuvieran a más compañeros.
¿Cuál es su teoría de qué fue lo propició los disturbios y enfrentamientos entre estudiantes?
— Pues con unas olimpiadas tan próximas, creo que las autoridades estaban desesperadas por meter en control las confrontaciones con los estudiantes, de alguna manera querían pacificar la ciudad, aunque lo hicieron de manera violenta. La violencia no se contrarresta con más violencia, en eso no estoy ni estaré nunca de acuerdo.
¿Dónde estaba hace 51 años?
— Yo me enteré por las noticias, por lo que se podía saber, por la tele y radio. Con mucha preocupación, quizás estaba en un grupo que se ocupaba de cosas más personales.
¿Algunos de sus amigos cercanos o conocidos fueron agraviados o víctimas ese 2 de octubre?
— Por fortuna no, no muertos ni heridos, pero algunos amigos se quedaron presos.
La comisionada Kurczyn Villalobos termina la entrevista reflexionando sobre lo mucho que a cambiado la forma cómo nos relacionamos; confiesa que le ha dado mucho pesar por los hechos de Ayotzinapa y reitera que la violencia no es un mecanismo para combatir la violencia.
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