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Para la política mexicana el mayor desafío del proceso electoral de 2018 será dar un espacio a la capacidad de autogestión y organización que tuvieron los millennials, los nacidos entre 1980 y el año 2000; que se interesen en las opciones que les ofrecen los partidos políticos, porque hoy hay esquemas que no consideran su participación activa, comentan especialistas.
Académicos de la UNAM y de la UAM coincidieron en que la participación de los jóvenes después del terremoto de 7.1 de intensidad del 19 de septiembre podría tener réplicas en el ámbito de lo político y en la participación social de cara al proceso electoral de 2018, al demandar que se hable de temas que enganchen con la ciudadanía, y si no encuentran alternativa se corre el riesgo de que disminuya la participación de los votantes.
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El sismo del 19 de septiembre demostró un “ánimo de solidarizarnos, de cómo crear una energía colectiva”, explicó Héctor Francisco Castillo Berthier, doctor en Sociología del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien considera que para la política mexicana existirá un antes y un después, “creo que uno de los damnificados del terremoto es el sistema político mexicano”, señaló el experto.
Roberto Gutiérrez López es investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana unidad Azcapotzalco, especializado en cultura política y desarrollo institucional. Considera que a partir de los sismos de septiembre la narrativa de la elección presidencial tendrá que cambiar necesariamente.
“Se va a hablar menos de los temas previos que venían definiendo la dinámica política. Ahora el tema central tiene que ver con la reconstrucción nacional y la posición que tomen los partidos políticos. Estamos viendo la cuestión del financiamiento y lo que cada partido está poniendo sobre la mesa para congraciarse con la ciudadanía que no cree en ellos”, señaló. “Yo tengo serias dudas de que de esta clase política surja una posibilidad de enganchar con el ánimo ciudadano y con esta nueva actitud de los jóvenes. Va a tardar, pero los efectos estructurales van a darse, como sucedió con el sismo de 1985”.
La politóloga Luz María Garay Cruz, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, consideró que si la participación en los procesos electorales es tradicionalmente baja, la actuación de la clase política ante la emergencia genera el riesgo de que disminuya aún más para las elecciones de 2018, donde se votará para elegir Presidente de la República.
“Evidentemente sí hubo una estructura de gobierno que generó ayuda, pero tenemos la sensación de que el grueso del trabajo lo resolvió la ciudadanía con apoyo de los jóvenes. Esto representa el peligro de que la gente no salga a votar, los partidos harán lo de siempre: conformarse con el mínimo que consigan de votos”, dijo.
La tragedia que se derivó de la emergencia vivida en septiembre terminó de romper los prejuicios: no es que los millennials no se interesen por la política, es que no les interesan las opciones que se les ofrecen y un esquema que no considera su participación activa.
Las redes sociales pasaron a convertirse en medios de organización y agrupación.
“Con el sismo se evidenció que una cosa es que los jóvenes no tengan interés en la política institucional que el gobierno ha ejercido en los últimos 70 años, y otra es que no tengan esperanza y que no crean en el gobierno. Quedó muy claro: toda la organización y la capacidad de autogestión que mostraron en ese momento es una manera de hacer política y hacer valer su ciudadanía”, consideró Garay Cruz.
“Muchas de esas características y habilidades que se les juzgan de mala manera, como estar pegados a las redes y al teléfono, les facilitaron la organización y la autogestión de sus acciones”, consideró la investigadora, quien ha estudiado el uso de las nuevas tecnologías en estudiantes universitarios.
Castillo Berthier, creador del proyecto Circo Volador para la participación y generación de propuestas dirigido a la población juvenil, consideró que en un primer momento la presión social consiguió que los políticos tuvieran que aceptar la reasignación de recursos para los partidos políticos a la atención de los damnificados.
“Hay un rechazo directo a la política, a los partidos políticos, son indignos de la acción de los jóvenes. Hay una duda de si estos políticos van a poder garantizar la reconstrucción del país.
“Frente a la duda y la acción del gobierno se está dando la gestión ciudadana, que superó al ámbito de los jóvenes. Hay una conciencia de rechazo y una exigencia muy puntual: no queremos más propaganda, queremos acción”, consideró.
Lo que sigue, comentó, es “tomar control de esto recursos, tiene que existir alguna manera, pero se necesita la participación de la sociedad civil”.