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pedrovillaycana@eluniversal.com.mx
María Isabel Villa García observa con tristeza los restos de la casa que por más de 60 años habitó con su madre, y que fue derrumbada por el sismo del 19 de septiembre de magnitud 7.1.
Ubicada en el centro de Jantetelco, a espaldas de la iglesia del pueblo, que también sufrió graves daños y que está a punto de colapsar, “Mari” ve lo que queda de los muros amarillos, color favorito de su mamá, fallecida el año pasado.
“A mi mamá le gustaba el color amarillo, por eso es que toda la casa estaba de ese color. Si mira lo que queda de las paredes, las puede ver”, dice.
Cargando la despensa y el catre que recibió por parte de la organización Mujeres en Apoyo al Estudio del Periodismo y la Comunicación (MAEPEC), comenta que el día del sismo estaba cocinando enchiladas para comer junto con su hijo, quien se encontraba en el campo sembrando sorgo.
“En ese lugar estaba mi cocina. Ese día estaba preparando enchiladas para mi hijo y para mí. De pronto sentí el temblor y corrí a la puerta, pero se atrancó y no pude salir. Me quedé ahí hasta que pasó, hasta que llegaron mi hijo y mis vecinos, quienes me ayudaron a salir”, recuerda.
Mira la torre de la iglesia, permanece erguida, pero llena de grietas. Agradece seguir con vida,pero lamenta que la casa construida por su bisabuelo deba ser destruida. Además, perdió su fuente de ingresos. Colapsó el local que rentaba. Hoy su hija Isabel, de 20 años, es su sustento económico con su trabajo de estilista.