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La sonrisa de un niño que recibe ayuda humanitaria o escuchar la palabra “gracias” es la satisfacción que les deja ser voluntarios de la Cruz Roja Mexicana a Leslie Padilla y Martín Cruz. No importa lo difícil de una situación —tras un desastre natural o un accidente—, su único fin es servir a los mexicanos.
“A veces vemos restos humanos en edificios colapsados o nos tenemos que trasladar a una comunidad donde hay alerta de tsunami y también está en riesgo nuestra vida, claro que son imágenes que impactan, pero la adrenalina y la necesidad de ayudar se imponen y cuando ves que un niño te sonríe, eso es lo mejor”, cuenta Leslie.
Ambos han cumplido la mayoría de edad dentro de la institución, iniciaron como técnicos en Urgencias Médicas y ahora forman parte del Equipo de Búsqueda y Rescate en Estructuras Colapsadas.
“Mi interés por pertenecer a la Cruz Roja nació desde que era adolescente, quería ayudar a los demás, contribuir por salvaguardar lo más preciado que tiene un ser humano, que es la vida”, dice Martín, originario del estado de Morelos.
Los rescatistas afirman que lo mejor de su profesión es “aportar un granito de arena” para que la gente aprenda a ser resiliente y sepa cómo enfrentar una situación de desastre. “No sólo es la ayuda humanitaria, sino que sepan que no están solos y que hay maneras de prevenir tragedias o de actuar ante cualquier siniestro”, comentan.
En 18 años en la institución, lo que más ha impactado a Mario fue la situación en la que quedaron los habitantes de Haití luego del terremoto que sacudió al país en 2010.
“Todo estaba en ruinas y las personas muy necesitadas, había hambre, angustia, no existían las condiciones sanitarias y eso hacía más grave la situación, son cosas que uno no olvida, pero se siente afortunado de poder ayudar”.
Compara esa experiencia con la que se vivió en México por los sismos de septiembre de 2017, “soy de Morelos y en Jojutla hubo daños fuertes, pero no fue la destrucción lo que más me impactó, sino la solidaridad de la gente: quien vendía gelatinas donaba el dinero que ganaba, lo mismo el que vendía tamales, el mexicano siempre aporta, suma sus recursos, lo mucho o poco que tenga”.
Tras recordar estos hechos, Leslie y Mario invitan a la sociedad a sumarse a la colecta nacional que inició ayer y concluye el próximo 21 de mayo, mediante la cual se pretende recaudar 360 millones de pesos.
“Todos nos necesitamos para vivir en un mundo mejor. Cruz Roja siempre se solidariza, ahora necesitamos de su apoyo para seguir ayudando al pueblo mexicano”, dice Leslie.