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La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) no puede ser objeto de injerencias de ningún otro Poder o ente, pues ahí radica su independencia y autonomía, base angular de nuestra democracia, afirmó Loretta Ortiz Ahlf, integrante de la terna para ocupar el cargo de ministra del máximo tribunal.

Esta es la segunda ocasión en la que la especialista en Derecho Internacional y Derechos Humanos forma parte de una terna para llegar a la SCJN.

En entrevista con EL UNIVERSAL, manifestó su desacuerdo con los señalamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre una supuesta intervención por parte del gobierno federal para que la Corte resolviera no devolver más de 47 millones de pesos por concepto de ISR a una ex accionista de Grupo Modelo.

Dijo no estar de acuerdo con la ampliación del catálogo de delitos que merecen prisión preventiva de oficio, pero que por la situación que atraviesa el país, en casos como el feminicidio y las desapariciones es necesaria la inclusión de estos ilícitos en la lista, hasta en tanto se mejore la eficacia en su persecución.

Agregó que la Corte no sólo necesita más ministras, sino más ministros que provengan de la academia, para enriquecer aún más los debates con los integrantes que tienen como origen la carrera judicial.

Sin dar rodeos, Ortiz Ahlf negó la existencia de cualquier conflicto de interés por la cercanía de su esposo, José Agustín Ortiz Pinchetti, con el titular del Ejecutivo.

¿Cómo percibe el papel de la mujer en el Poder Judicial?

—Es necesario y espero que los próximos espacios que haya en la Suprema Corte sean para mujeres, porque ahora se designará una ministra, para que sean dos en el máximo tribunal, pero son 11 ministros en total en el pleno, entonces hace falta que se nombren más ministras.

Esto, porque se puede juzgar con perspectiva de género y muchos de los problemas que aquejan a las mujeres, se deben atender y resolver en la Suprema Corte de Justicia.

Tener una terna sólo de mujeres [para ocupar un lugar en la SCJN] envía un mensaje esperanzador para otras juristas.

¿Le gustaría ser tan revolucionaria como los ministros José Ramón Cossío Díaz y Arturo Zaldívar?

—Definitivamente. Por ejemplo, he observado que el problema de los temas en los que se involucran los derechos humanos es que hace falta efectividad en los mismos, tenemos consignadas en la Constitución las garantías individuales, pero los tratados internacionales establecen mayor estándar en protección de los derechos humanos y a raíz de la reforma de 2011 se incorporaron esos instrumentos internacionales con la misma jerarquía que la propia Constitución, desgraciadamente la Corte ha señalado que en caso de conflicto entre la Carta Magna y un tratado internacional, debe prevalecer la primera y yo no estoy de acuerdo. Deben estar en el mismo nivel.

¿Qué opina sobre la ampliación del catálogo de delitos que merecen prisión preventiva de oficio, propuesta por Morena?

—No estoy de acuerdo. La detención preventiva de oficio debería disminuirse, pero por los delitos por los que se pretende aumentar esta detención, feminicidios y desapariciones, que son de mayor impacto, pues hasta en tanto no se contemple una efectividad en la persecución de estos delitos, desgraciadamente sí tenemos que acudir a la prisión preventiva de oficio.

Pero se tiene que hacer una ponderación para que la prisión oficiosa no se alargue en los procesos que se inicien, pero en esos casos y por la gravedad de esos delitos por los que se está proponiendo, creo que sí es necesaria la ampliación del catálogo.

El problema es que actualmente la política criminal de México tiene como base el arraigo y esta figura, según los informes del relator especial de Naciones Unidas, únicamente ha servido para torturar.

¿Qué opina de las acusaciones sobre la existencia de un conflicto de interés por la relación entre su esposo y Andrés Manuel López Obrador?

—Yo tengo una trayectoria propia. Contraje segundas nupcias con José Agustín Ortiz Pinchetti en 2012 y mi trayectoria comenzó desde que cumplí 23 años.

La trayectoria personal y como me he conducido a lo largo de mi vida profesional habla de que tengo una independencia y soy autónoma.

Buena parte de mi vida he trabajado en universidades, nosotros los externos difícilmente tenemos un conflicto de interés, no tenemos un despacho, no hemos litigado asuntos, no he ejercido ninguna actividad jurisdiccional internamente, pero sí formé parte de paneles internacionales en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, fui consejera legal especial para el acuerdo de Cooperación Ambiental del TLCAN, he participado en otra serie de arbitrajes, por lo que conozco y puedo dictar perfectamente una sentencia, a pesar de no haber ejercido la función jurisdiccional.

Precisamente como mi vida profesional ha sido académica, difícilmente encontrarán un conflicto de interés, pues los académicos damos una garantía casi absoluta de independencia y autonomía.

¿La Corte requiere más ministros externos que de carrera judicial?

—Creo que ya tiene suficientes de actividad jurisdiccional, los externos refrescan y dan conocimientos que desgraciadamente los que son de carrera judicial, por su propia función, no tienen mucho tiempo de poder reflexionar a profundidad.

Los cambios a nivel internacional, la doctrina, la jurisprudencia internacional, difícilmente ellos pueden estar al tanto de todo eso y ese es el expertise que yo les puedo dar.

¿Cómo percibió el conflicto entre el Poder Judicial con los otros Poderes con relación a la disminución salarial?

—Ese asunto ya quedó resuelto con el anuncio del ministro presidente de que los integrantes de la Suprema Corte se redujeron los sueldos.

Debe haber diálogo y conversación abierta entre Poderes, con respeto a su independencia y a su autonomía, y afortunadamente esto fue muy bien resuelto.

¿Qué opina de las declaraciones de López Obrador sobre la intervención del gobierno federal en el caso de Grupo Modelo en la Corte?

—Fue incorrecto el término. La Suprema Corte de Justicia no puede ser objeto de injerencias, ahí radica su independencia y autonomía, y es una base angular de nuestra democracia: el respeto a la autonomía e independencia de los tres Poderes.

Yo no concuerdo con la manifestación que se hizo. En otros casos pueden ir los abogados a conversar con los ministros y, en su momento, los ministros deben tomar sus decisiones apegados a Derecho, al marco legal e independiente.

Creo que la declaración fue un error involuntario en la utilización de un término que no era el correcto.

¿Usted percibe a Arturo Zaldívar como un ministro cercano al Ejecutivo?

—Creo que es un ministro autónomo, independiente y cabal. No es cercano al Presidente al grado de menoscabar la independencia de la Suprema Corte y eso se nota en sus últimos nombramientos, como el de Arely Gómez como contralora del Poder Judicial, ella fue ex secretaria de la Función Pública y procuradora General de la República [hoy Fiscalía General] durante la administración anterior y si existiera ese vínculo entre Zaldívar y el Presidente de la República, no creo que ese nombramiento se hubiera dado.

¿Está lista para comparecer por segunda vez ante el Senado?

—Sí, estoy lista. El sueño de mi vida llega a este momento. Cuando fui directora del Departamento de Derecho en la Ibero estuve a punto de que me incluyeran en la terna con el ministro Cossío, pero en esta ocasión soy afortunada, porque tengo más conocimientos y experiencias que me han abonado muchísimo a lo que me gustaría hacer en la Suprema Corte.

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