Cientos de migrantes centroamericanos llegaron el domingo a la frontera sur de Estados Unidos , donde realizaron una manifestación al lado del cerco fronterizo, y luego planean pedir asilo a las autoridades estadounidenses, desafiando directamente al gobierno del presidente Donald Trump .

Los migrantes , muchos de los cuales viajan con niños, salieron del albergue donde se estaban quedando, en el centro de Tijuana, en cinco autobuses escolares. Los policías le abrieron camino la caravana por las calles hasta una playa de Tijuana . Simpatizantes de los inmigrantes se reunieron en apoyo en ambos lados de la frontera.

Cuando se le preguntó cómo se sentía al abordar el vehículo, Nefi Hernández, de Honduras, contestó : "Nervioso". Él dijo que planeaba pedir asilo junto con su esposa e hija, quien nació en México durante la travesía.

El presidente Donald Trump y miembros de su gabinete han estado siguiendo los pasos de la caravana, a la que califican de amenaza para Estados Unidos.

La caravana comenzó el 25 de marzo en la ciudad mexicana de Tapachula, colindante con Guatemala.

El secretario de Justicia Jeff Sessions ha dicho que la caravana es un "intento deliberado de socavar nuestras leyes y sobrecargar nuestro sistema", y prometió, de ser necesario, enviar más jueces de inmigración a la frontera para que resuelvan casos.

Funcionarios del gobierno de Trump han criticado lo que llaman políticas de "detener y liberar", que permiten que un inmigrante detenido solicite asilo y sea dejado en libertad dentro de Estados Unidos mientras su caso es avanza como parte de un proceso que puede durar un año.

La llegada de la caravana a la garita de control en San Ysidro, en San Diego, el cruce fronterizo más transitado del mundo, marcó el fin de una travesía de un mes en la que los migrantes avanzaron a pie, en trenes de carga y en los autobuses. Muchos de ellos dicen que dejaron su tierra natal porque tenían miedo por su seguridad.

Hernández, de 24 años, dijo que una pandilla de su ciudad natal, san Pedro Sula, lo amenazó de muerte a él y a su familia si es que no vendía drogas.

De cara al momento para pedir asilo, el futuro de estos inmigrantes era incierto. Abogados estadounidenses de inmigración realizaron talleres gratuitos para el grupo, y les advirtieron que podrían llegar a ser separados de sus hijos o que podrían ser detenidos durante meses.

La secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen dijo que las solicitudes de asilo sería procesadas de "manera rápida y eficiente", pero que los solicitantes deberían de pedir este beneficio en el primer país seguro que encuentren, o sea México en este caso.

La funcionaria advirtió que podrían presentar cargos contra aquellos solicitantes de asilo que hagan declaraciones falsas a las autoridades, así como contra las personas que ayuden u orienten a hacer declaraciones falsas a los inmigrantes.

Funcionarios del gobierno de Trump y sus aliados sostienen que el fraude de asilo está creciendo y que muchos solicitantes son orientados sobre cómo obtener asilo.

Los solicitantes de asilo generalmente son detenidos durante tres días en la frontera y luego son entregados al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas. Si pasan una evaluación inicial con un funcionario de inmigración, los solicitantes pueden quedar detenidos o salir en libertad en Estados Unidos, pero con un monitor de ubicación en el tobillo.

Por su parte, Pete Flores, director de la oficina local de San Diego de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, dijo que el cruce de San Ysidro podría no tener la capacidad de aceptar una gran cantidad de solicitudes de asilo al mismo tiempo, lo que obligaría a algunos inmigrantes a esperar en México hasta que haya más espacio. Este mes, Flores dijo que la garita tiene capacidad para unos 300 detenidos temporalmente.

lsm

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