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El día de ayer alrededor de 400 personas y 60 organizaciones sociales se reunieron en Cuernavaca, Morelos, para caminar hasta Palacio Nacional en la Ciudad de México.
Los familiares de personas desaparecidas han protagonizado un movimiento que exige mejores condiciones de seguridad en el país, así como un mayor acceso a la verdad, la justicia y la garantía de no repetición.
El problema no es menor: según la Comisión Nacional de Búsqueda (CNB) y la Subsecretaría de Derechos Humanos son alrededor de 60 mil personas las que se encuentran desaparecidas; más del 90 por ciento de los casos fueron registrados desde el 2006, cuando inició la guerra contra el narcotráfico.
Esta cifra ha obligado a las familias de las víctimas a salir a las calles, ante la inacción de autoridades estatales y federales para buscar a sus seres queridos.
En EL UNIVERSAL te presentamos algunos casos por los que la Caminata por la Paz se ha movilizado para ser recibidos por el gabinete de seguridad del gobierno federal, y a la espera de que el mismo Presidente decida tener un encuentro con ellos.
"Tengo miedo", dijo Francisco por última vez a su mamá
Todos recuerdan a Francisco Ocampo como un joven trabajador, amable y amante del deporte. Es por eso que su desaparición en Iguala, Guerrero, conmovió a más de uno.
Antonia Ortiz, mamá de Francisco
, relata cómo un día del 2014 su hijo sufrió una lesión en Teloloapan, Guerrero, de donde son originarios, y tuvo que ser trasladado al Hospital General de Iguala para ser atendido.
Sin embargo, el rastro de Francisco se perdió en el trayecto y su familia tiene la hipótesis de que elementos del Ejército, en colusión con la policía municipal de Iguala, pudo haber participado en la desaparición de su hijo.
El temor de Antonia no es infundado, pues ese mismo año y en la misma localidad fueron desaparecidos los 43 normalistas de Ayotzinapa.
"Lo buscamos y lo buscamos por todos lados, pero no lo encontramos, fuimos a la Ciudad de México a pedir ayuda y al ministerio público pero hasta ahora no hemos obtenido respuestas", dice Antonia.
Con el objetivo de encontrar a su ser querido, Antonia se unió al colectivo Madres Igualtecas, donde se aglomeran decenas de mujeres que han atravesado historias similares.
"Tengo miedo", fueron las últimas palabras que Antonia escuchó de su hijo por vía telefónica el mismo día en el que se le perdió el rastro. Solo esa frase porque la llamada se cortó y, después de eso, vino la desesperación.
MAOT