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El barrio Caro Quintero se fundó sobre los escombros de La California, la lujosa finca de Rafael Caro Quintero que está a las afueras de San José, Costa Rica, y que fue saqueada tras la detención y deportación del narcotraficante a México el 4 de abril de 1985.
En exclusiva para EL UNIVERSAL, María de los Ángeles Vargas, lideresa de los colonos del barrio Caro Quintero, nos habla sobre cómo los lugareños invadieron el predio, construyeron sus casas y luchan para regularizar su patrimonio.
El instituto Chucho El Roto
A propósito de la apropiación de bienes confiscados a las organizaciones delictivas, el pasado 15 de abril, en su conferencia matutina, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que elaborará una iniciativa de ley para crear un instituto que devuelva todo lo que se confisque a la delincuencia organizada y políticos corruptos.
“Se va a crear un instituto Robin Hood o un Chucho El Roto contra los corruptos. Ya ven que se confiscan joyas y residencias, [que] hay por todos lados. Se confiscan ranchos, vehículos, carros nuevos y de los más famosos. Es tanta la burocracia [que] mucho de eso se echa a perder por los trámites, y otras cosas desaparecen”, afirmó el mandatario.
La Fiscalía General de la República (FGR) sería la encargada de encontrar el mecanismo para liberar los bienes de extinción de dominio y trasladarlos al futuro instituto; éste los distribuiría entre los municipios, escuelas, hospitales o asilos de ancianos.
Extinción de dominio al estilo tico
Los colonos del barrio Caro Quintero no se ocuparon de preguntar a las autoridades si la propiedad que estaban invadiendo sería confiscada o tendría otros fines. Doña María aseguró que fue por necesidad, ya que los vecinos que hoy ocupan el predio no tenían dónde vivir, y tras conocer que el narcotraficante fue encarcelado, presumieron que la finca ya no tenía dueño.
“Al ver que la quinta fue destrozada por completo y que habían detenido al narco, pensamos que ya no era de nadie, así que nos venimos para acá. Después llegaba gente que no tenía dónde vivir y repartimos lotes e hicimos un comité. Poco a poco fuimos construyendo nuestras casitas”, expresó.
La colonia se encuentra ubicada en la Provincia de Alajuela, Río Segundo —a espaldas del Aeropuerto Internacional Juan Santamaría—, y está dividida en 160 lotes ocupados por familias de la Asociación Provivienda La California.
Llegada de Caro a Costa Rica
El 17 de marzo de 1985, un jet privado que tenía la matrícula TI-AQM —y que pertenecía a la compañía Servicio Aéreo Costeño, S.A.— arribó a San José, Costa Rica, proveniente de Mazatlán, Sinaloa, México.
En esa aeronave viajaban nueve personas de nacionalidad mexicana. Una de esas personas se identificó como el empresario Marco Antonio Ríos Valenzuela.
Dos semanas después, las autoridades costarricenses se enteraron de que ese hombre de negocios era en realidad Rafael Caro Quintero, un traficante de drogas buscado por el organismo estadounidense Drug Enforcement Administration (DEA) y señalado por el asesinato de uno de sus agentes, Enrique Kiki Camarena Salazar.
Según diarios de la época, el 3 de abril la DEA informa a las autoridades ticas sobre la presencia de Caro en su país; de inmediato, la policía sobrevuela la antigua finca cafetera conocida como La California.
A las seis de la mañana del 4 de abril, un comando antiterrorista de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) rodea la finca y, tras un breve tiroteo, somete al narcotraficante, a sus guardaespaldas y a una joven llamada Sara Cristina Cosío Vidaurri .
La invasión
El arresto de Caro Quintero se llevó a cabo en plena Semana Santa, el 4 de abril de 1985. Fue un Jueves Santo y los diarios costarricenses consignaron la noticia hasta el Domingo de Ramos; es decir, el 7 de abril. Debido a que eran días de asueto, los diarios ticos no se editaron.
Sólo los vecinos de los predios aledaños a la quinta La California fueron testigos del fuerte operativo, puesto que la presencia de helicópteros y vehículos de la policía provocaron alarma.
“En el barrio viven personas muy pobrecitas y siempre hemos tenido miedo de que nos quiten nuestro patrimonio. Primero vinieron los de la embajada de México, pero sólo vinieron a tomar fotos; después tuvimos mucho miedo, porque el gobierno tenía planes de ampliar el aeropuerto en esta zona; lo peor fue cuando, en 2013, salió el narco de la cárcel, porque pensamos que iba a venir a sacarnos”, confesó doña María.
“El predio lo queremos legalizar y quitarle el nombre, porque es muy feo que se llame como un narco. También queremos que la gente sepa que no es un lugar de riesgo: somos familias humildes y trabajadoras que no tienen vicios ni venden cosas extrañas”, finalizó.
La California no fue el único predio que adquirió Caro Quintero a su llegada a Costa Rica. Una residencia en la zona de La Selva corrió la misma suerte que la quinta, donde lo detuvieron; una más en Vázquez de Coronado fue “donada” al Comité Olímpico Nacional (CON).
Cabe señalar que ninguna de las fincas ha podido cederse a los actuales ocupantes. La lideresa del barrio Caro Quintero aseguró que La California era propiedad de la familia Ezequiel Bolio y se la vendieron a la asociación panameña Montecarlo, S.A.
Caro Quintero y los Panamá Papers
Las propiedades adquiridas por Caro Quintero en Costa Rica volvieron a ser noticia en abril de 2016, cuando el Semanario Universidad reveló que en un intercambio de correos —que forman parte de los Panamá Papers— se hace referencia a la participación del bufete panameño Mossack en la sociedad del narcotraficante Montecarlo, S.A.
“Parece que el dueño real de ese inmueble [la actual sede del CON], y por ende de la sociedad, era un narcotraficante de nombre Rafael Caro Quintero, preso en México por ese delito”, dice Rodolfo Coronado, colaborador de Mossack Fonseca en su correo electrónico del 21 de marzo del 2005.
Los directores de la sociedad dueña de la sede del CON (Montecarlo, S.A.) eran Jurgüen Mossack, Diva de Donaldo y María Buyacán.
Directivos del CON buscaron a los dueños de la sociedad Montecarlo, S.A., para legalizar la tenencia de la propiedad. Ramón Fonseca solicitó la renuncia de los miembros de su bufete a esa sociedad y dar los datos, de manera verbal, del cliente en Costa Rica que solicitó la apertura de la sociedad.
“Pablo Escobar era un niño de pecho al lado de Caro Quintero. ¡No quisiera estar entre los que vaya a visitar después de que salga del presidio!”, escribió Jürguen Mossack como respuesta a la petición.
Nueva Vista de Santamaría
Después de que Rafael Caro Quintero disfrutara de La California en los años ochenta, el barrio que aún lleva su nombre —y que así lo asientan documentos oficiales— puede ser fácilmente ubicado con el buscador de Google Maps.
La California hoy es reclamada por más de una centena de familias que quieren cambiarle el nombre a Nueva Vista de Santamaría. El proceso de regularización se encuentra en manos de las autoridades de Provincia de Alajuela y sigue su curso.