El avistamiento de vaquitas marinas en el Alto Golfo de California rebela que esta marsopa no está extinta , por lo que representa una "esperanza" para la conservación de esta especie, advirtieron especialistas .

Durante una expedición de 11 días por el Alto Golfo de California, un grupo de científicos y expertos en mamíferos marinos, nacionales e internacionales, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Museo de La Ballena y Ciencias del Mar avistaron a tres grupos de este cetáceo conformados entre dos y cuatro ejemplares

Las marsopas observadas mostraban buen estado de salud y se pudo comprobar que se siguen reproduciendo.

"Estos resultados son un aliciente para continuar con el programa de conservación de la especie", indicaron.

El director general del Museo de la Ballena, Diego Ruiz Sabio, reconoció que el principal problema de la especie es la delincuencia organizada, la cual“simplemente nos rebasa”, por lo que destacó que el problema se solucionará con el apoyo integral de las autoridades y la población.

Refirió que mientras en elefantes existe una población de 472 mil en el mundo, de pandas hay mil 600 en libertad y de jaguar hay 4 mil especímenes, en el caso de la vaquita marina, se estimó que únicamente quedaban 30 ejemplares, de los cuales varios han muerto por captura en redes, de ahí la urgencia de sumar esfuerzos para evitar su desaparición.

Armando Jaramillo Legorreta, responsable del Programa de Monitorización Acústica de vaquita marina del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), resaltó que el monitoreo forma una herramienta elemental que permite detectar la presencia de este mamífero marino sin estresarlo.

Los especialistas llamaron al Gobierno de la República a mantener los esfuerzos para salvarla, así como a la próxima administración a dar seguimiento a estas acciones y fortalecerlas.

Los expertos que realizaron la expedición, del 24 de septiembre al 4 de octubre pasados, estuvo conformado por el Museo de la Ballena y Ciencias del Mar, en colaboración con los mejores científicos nacionales e internacionales en la materia y la UNAM.

El avistamiento se llevó a cabo en tres días: el 25 de septiembre observaron a dos ejemplares, una madre con su cría. El 27 de septiembre a otro par que posiblemente eran dos adultos y el 28 de septiembre a un grupo de 4 a 6

animales, de los cuales uno era una cría.

Para delimitar la zona de observación se utilizaron los registros del monitoreo acústico que se realiza con los hidrófonos “C-Pods” en el polígono de la vaquita marina.

La expedición se realizó a bordo del buque Narval, propiedad del Museo de la Ballena, con el apoyo de cuatro embarcaciones.

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