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Fernando Garea Baragaño, presidente de la agencia española de noticias EFE, aseguró que las “balas” (ataques) de los políticos o de los empresarios contra los periodistas son igual de peligrosas que las balas del crimen organizado.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Garea Baragaño considera que las agresiones de parte de políticos, empresarios y crimen organizado son las principales amenazas contra la libertad de expresión, porque pretenden dirigir o manipular la información que se va a comunicar sobre ellos.
De visita en México, en donde encabezó una reunión con los directivos de EFE para robustecer su presencia en el continente americano, el directivo de la agencia española opina que siempre hay tensión y presiones, porque los políticos tienen intereses determinados y prefieren que se les publique, más que información, propaganda sobre ellos, y los comunicadores tienen interés por develar lo que hace la clase política.
El periodista describe que en España no existe la amenaza del crimen organizado, lo más parecido, dice, fue el terrorismo que emprendió la organización separatista ETA, pero describe que desde la península Ibérica percibe el peligro que representa la delincuencia para el gremio informativo, porque amedrenta, asusta y ha terminado por disuadir a muchos periodistas para que ya no investiguen.
Garea Baragaño expresa su admiración a los periodistas que, al escribir sobre estos temas, se juegan la vida.
Describe que la nueva realidad del periodismo es similar a una revolución tecnológica, en la que se involucra la evolución del lenguaje tradicional de los periódicos a la elaboración de hipertextos.
Detalla que los periodistas han perdido poder ante la sociedad porque los ciudadanos eligen la noticia que quieren leer en cualquier momento, sin sujetarse a la jerarquía que establecen los medios impresos. Recuerda que hace 10 o 15 años daban por muertos a los periódicos pero, señala: “Siguen vivos y muy vivos”. Dice que como periodista le gustaría que los diarios duren más que una década, pero “deben transformarse”.
¿Cómo ve a los medios de comunicación en este tiempo?
—Estamos en un proceso de cambio muy interesante, sin saber qué hay al otro lado. Tenemos que prepararnos para una nueva situación en la que no son los ciudadanos los que vienen a nosotros, sino que somos los medios los que tenemos que ir a los ciudadanos a ofrecerles nuestra información, que les llega por formas muy diferentes, estamos en un proceso de revolución tecnológica similar al que ocurrió hace mucho con la imprenta o modelos diferentes; por ejemplo, el de negocio y tenemos que hacer productos informativos distintos, porque la gente ya busca otra cosa.
¿Cuáles son los principales desafíos y retos a los que considera se enfrenta el periodismo?
—Las noticias falsas. Ahora es mucho más fácil que las mentiras se transmitan a través de las redes si no hay medios de comunicación que diferencien qué es cierto o no. Otro reto es cómo adaptarse a las nuevas tecnologías y nuevos soportes, ahora los ciudadanos se informan por el celular más que por un periódico o, incluso, por televisión, lo hacen a través del celular desde donde ven las páginas de internet, nos tenemos que adaptar a eso.
Uno más es cómo adaptamos el lenguaje tradicional; por ejemplo, las crónicas informativas que se hacían en la prensa, cómo adaptarlos a esos nuevos formatos vinculándolos con el video, fotografía o con gráficos en muchos casos.
¿Cuál es el principal enemigo que tienen los medios?
—Los propios medios de comunicación, si no son capaces de adaptarse a la nueva realidad; nosotros mismos podemos ser los enemigos, si nos resistimos a adaptarnos a eso.
¿Cuál es la alternativa que tienen los medios actualmente?
—Quitarnos la soberbia de decir: “Ya los ciudadanos vendrán hacía nosotros a informarse”. ¡No! Nosotros nos tenemos que adaptar y el principal reto es ver qué necesidades tienen los ciudadanos para satisfacerlas.
¿Cuánto le quedan de vida a los medios impresos?
—Lo que tienen que hacer es evolucionar hacía internet, todavía le queda unos cuantos años al periódico de papel, hace unos 10 o 15 años se decía que se estaba muriendo y todavía sigue vivo y muy vivo. De hecho, una de las ventajas que sigue teniendo el periódico, y es importante admitirlo, es que marca la agenda política de cada día; es decir, la televisión o el radio podrá rebotarlo, traerá reacciones, pero quién marca la agenda, el gran periodismo de investigación se sigue haciendo en los medios escritos.
¿Las fake news (noticias falsas) afectan al periodismo?
—Sí, yo creo que nos están condicionando, nos están haciendo perder credibilidad, perder poder también; hay muchas personas que prefieren esas mentiras que les llegan a través de las redes sociales, antes que las noticias de los medios tradicionales. Frente a eso tenía un jefe que decía: “En caso de duda, hay que hacer periodismo”, pues en este caso lo que hay que hacer es periodismo para desmontar esas mentiras.
¿Está amenazado el periodismo por el crimen organizado?
—En España no tenemos un problema de crimen organizado, lo más parecido que tuvimos hace pocos años fue el terrorismo de ETA. Contemplo desde España el peligro que supone para el periodismo en la medida de que amedrenta, asusta y que termina por disuadir a muchos periodistas para que no investiguen y no cuenten esas realidades. Mi admiración más profunda es hacía los periodistas que en América Latina escriben sobre esos asuntos, porque se juegan la vida y porque hacen bueno el periodismo.
El periodismo es un oficio amplio, que cabe desde el que está en una mesa de redacción, nada comprometido, pero que es necesario, hasta el que se está jugando la vida en informar sobre el crimen organizado. Me parece admirable quien hace eso.
¿Ve un riesgo en el acecho de políticos y gobernantes?
—Sí, de hecho siempre he cubierto información política y siempre hay una tensión y unas presiones porque los políticos tienen unos intereses determinados, prefieren que, más que información, sea propaganda [la que se comunique] y los periodistas tenemos interés por develar qué es lo que hacen los políticos, lo que está ocurriendo ahora...
Cómo los periodistas hemos perdido poder frente a los ciudadanos para jerarquizar la información, porque hay otros medios, hay políticos que lo que hacen es utilizar las nuevas herramientas, las redes, para hacer llegar su propaganda a los ciudadanos y, en muchos casos, junto con esa propaganda, incluyen también fake news; por ejemplo, la inmigración en España: hay partidos que están intentando recabar votos creando un clima falso, diciendo que los inmigrantes están quitando el trabajo a los españoles; frente a eso lo que tenemos que hacer los periodistas es desmontarlo.
¿Qué es más grave, las balas del crimen organizado o las “balas” de los políticos?
—Las balas del crimen organizado son las más peligrosas y las más visibles, pero las de los políticos y los intereses empresariales también son bastante peligrosos, porque son las principales amenazas para la libertad de expresión en la medida en la que pretenden dirigir qué es lo que se va a contar sobre ellos.
Dejémoslo en que el poder es siempre la amenaza para el periodismo, y ese poder puede ser, en unos casos, a través del crimen organizado, en otros casos el poder político y, en otros, el poder económico y empresarial, pero el poder siempre es la amenaza para el periodismo, porque el periodismo es la amenaza para éste.
La desaparición de medios de comunicación, no por crisis económicas o de papel sino por decreto de presidentes, ¿cómo la ve?
—Mal, la pluralidad es lo que hace daño al poder político, la pluralidad es que los ciudadanos puedan tener acceso a medios de distintas ideologías, posiciones. Al poder lo que le interesa es reducir esa pluralidad para así controlar, éste siempre es voraz para controlar a quien lo puede dirigir a su vez, y por eso lo que hace es limitar, en lo posible, la libertad de expresión y esa pluralidad.