Carlos Aguiar Retes

, arzobispo primado de México, aseguró que el desarraigo de la familia es una de las principales causas por las que la sociedad vive en la inseguridad, violencia y en el atropello de la dignidad humana.

“La mayor parte, muchos sectores de nuestra población no han experimentado ser amados y necesitamos restaurar heridas. Recordemos que por eso Dios decidió enviar a María a este país que estaba destrozado, herido, desde sus ideas religiosas y de su concepción de cultura”, dijo.

Al presidir la tradicional misa de las rosas, el prelado destacó que en 1531, María se acercó a San Juan Diego porque comenzaba una época de descomposición social, afectando, sobre todo a las culturas indígenas de México.

“La prisa de María por acercarse a Juan Diego ocurrió en esa fecha, porque ya empezaban los síntomas más fuertes de la descomposición de las distintas culturas indígenas de nuestro país. Presurosa vino al Tepeyac para decirle a este pueblo: aquí estoy yo, yo soy tu madre, confía”.

El cardenal enfatizó en la necesidad de sentirse amado para no caer en actos de violencia y encontrar la fortaleza para salir adelante. “Lo que sucede en el cariño y en el amor encuentra la fuerza para afrontar y superar adversidades, esa es la razón por la que estamos aquí, porque nos hemos congregado en este 12 de diciembre, para agradecer”, dijo.

Desde el altar principal de la Basílica de Guadalupe, Aguiar Rete pidió a todos los fieles elevar una súplica por quienes gobiernan las naciones “para que cuiden de su pueblo y velen por los derechos de todos”, también oró por los pueblos indígenas y por los pueblos de América, “hermanados por la maternidad de Santa María de Guadalupe”.

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