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La Arquidiócesis de México respaldó la propuesta de dar un salario fijo a los hogares mexicanos. En su semanario Desde la fe señaló que la infelicidad de los mexicanos está relacionada con el “pésimo manejo de la economía” y destacó que las propuestas para cambiar esta situación salen del sector empresarial y no del gobierno federal.

En su publicación dominical, la Arquidiócesis señala que las reformas estructurales van hacia el fracaso y que la satisfacción que estas han generado sólo la perciben unos pocos.

“Se percibe el fracaso de las fórmulas tradicionales propuestas por la clase política, cuando lo que tanto se prometió con las reformas estructurales, en realidad sólo asoma la cabeza hacia el fracaso y la paupérrima satisfacción para los pocos en quienes se concentra la riqueza nacional”, señala.

En el artículo titulado La felicidad de los mexicanos, el periódico diocesano critica la política y programas sociales del país al señalar que no han logrado modificar “sustancialmente” el número de personas que viven en pobreza y que, por el contrario, requieren “altísimos” presupuestos para operar.

“Los empresarios proponen un salario fijo para los hogares mexicanos como forma de combate a la corrupción que prevalece en la aplicación de programas de desarrollo social y aliviarlos de la infección partidista manipulante en tiempos electorales”, señala.

La semana pasada, durante el foro empresarial México Cumbre de Negocios, el presidente honorario de Grupo Carso, Carlos Slim Helú, cuestionó el gasto social que ejerce el gobierno federal y propuso sustituirlo por un salario fijo que se entregue directamente a las familias, de manera que se pudiera evitar la corrupción y la burocracia.

Slim Helú dijo que sería más barato para el país entregar este salario fijo, puesto que algunos programas sociales tienen una estructura burocrática que fomenta la corrupción y el clientelismo.

Desde la fe señala que para lograr “el bienestar y felicidad” de los mexicanos, se deben vencer obstáculos como el egoísmo y los intereses particulares para procurar el bien común. Considera la Arquidiócesis que la corrupción e “injusta distribución de la riqueza y la pobreza” se han convertido en abismos “que parecen insuperables”.

Califica de un “hecho indiscutible” la insatisfacción en cuanto al desempeño de las instituciones gubernamentales, partidos políticos y el curso de la economía.

Percepción que no ha variado a pesar de que las encuestas oficiales “han determinado un ligero decremento en cuanto al número de pobres”.

“Una de las causas de la infelicidad de los mexicanos es el pésimo manejo de la economía, pues el crecimiento de ésta no se ve reflejado en los bolsillos de millones de ciudadanos”, cita.

Señala que las propuestas alternativas que existen para manejar esta situación no provienen del gobierno federal sino que “son de la clase empresarial, la que, en plena carrera por el poder electoral, da a conocer posibles soluciones de fortalecimiento del Estado de derecho y seguridad pública”.

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