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De enero a mayo, en el Instituto Mexicano del Seguro Social ( IMSS ) se llevaron a cabo mil 325 trasplantes a nivel nacional: 599 de riñón; 579 de córnea; 116 de células progenitoras hematopoyéticas; 27 de hígado y 4 de corazón , a pesar de estos datos, la tasa de donación cadavérica en el país es baja , alertó el IMSS.
A fin de conmemorar el Día Mundial de los Pacientes Trasplantados , Roberto Carlos Ortiz Galván , jefe del Servicio de Trasplantes del Hospital de Pediatría del Centro Médico Nacional ( CMN ) Siglo XXI , invitó a la sociedad a donar sus órganos en caso de muerte cerebral y con ello dar una segunda oportunidad a quien lo necesite.
Detalló que durante 2018, en el Seguro Social se efectuaron 3 mil 411 injertos en todo el país; de esa cifra fueron mil 562 renales; mil 532 de córnea; 242 de células progenitoras hematopoyéticas; 57 de hígado y 18 de corazón .
Adultos de entre 20 y 50 años fueron los más beneficiados al ocupar 92% de los trasplantes
, mientras que el 8% se realizó en menores de edad . Respecto al género, 55% fueron mujeres y 45% varones .
Para Ortiz Galván, cada 6 de junio, día en que se conmemora a los pacientes trasplantados, es una fecha especial, “no solo para los beneficiados, sino para los donadores y los médicos que realizan los trasplantes”.
El especialista lamentó que México tenga una tasa muy baja de donación cadavérica. Resaltó que una persona con diagnóstico de muerte cerebral puede dar a otra un riñón, hígado o córnea, para recuperar su vida.
“En el país no hay una cultura de donación, ojalá se entendiera más que con un gesto de solidaridad y la gente decida donar sus órganos cuando ya no los necesite ”, comentó.
En cuanto al posible rechazo del órgano trasplantado, el jefe del Servicio de Trasplantes del Hospital de Pediatría explicó que entre 90 y 95% de las personas que han recibido un órgano y llevan sus tratamientos de medicamentos e indicaciones dietéticas al pie de la letra, no tienen riesgo de rechazo del injerto .
“Por ejemplo, en un paciente trasplantado de riñón, después de la cirugía se le aísla en una habitación limpia, se vigila que consuma tres litros de agua al día y que tome sus medicamentos en los horarios indicados”, indicó.
Añadió que el paciente acude a revisión cada semana en el primer mes, después cada mes en el primer año y posteriormente cada dos o tres meses durante toda la vida del injerto .
“En la consulta se puede espaciar el medicamento, la ingesta de agua, los niveles sanguíneos del medicamento, además de que se indican estudios de laboratorio para vigilar que la función renal sea adecuada”, señaló.
Enfatizó en que es raro el paciente presente rechazo, pero siempre se recomienda estar atentos a situaciones como dejar de orinar u orinar menos, tener fiebre o dolor en el sitio de la cirugía y acudir lo más pronto posible al hospital para recibir tratamiento.
jabf