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La actualización de los reglamentos de construcción y de los instrumentos de planeación urbana son aspectos fundamentales para tener viviendas más resistentes ante fenómenos naturales como los sismos, afirmó Jorge Wolpert Kuri, director general de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi).
En entrevista con EL UNIVERSAL, Wolpert Kuri destacó que se requiere alinear las estrategias de ordenamiento territorial y desarrollo urbano de los tres órdenes de gobierno, a fin de tener más elementos jurídicos que le permitan a la Conavi tener mayor injerencia en la vigilancia de la actualización de reglamentos de construcción, que actualmente es competencia local.
El cumplimiento de las especificaciones técnicas en la construcción y la normatividad local en la materia son definitorias para que las viviendas no vuelvan a derrumbarse cuando haya un sismo de las magnitudes que registraron los terremotos de septiembre.
Tras el temblor del 19 de septiembre la Conavi ha dado asesoría a Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Estado de México y la Ciudad de México, donde las viviendas presentaron mayores afectaciones, para identificar las fallas que tenían la estructuras y que en la reconstrucción no se vuelvan a presentar, para que sean más resistentes a los movimientos telúricos.
De cara a la recta final del actual sexenio, el director general de la Conavi aseguró que las metas de sustentabilidad en el desarrollo urbano hacia 2030, e incluso hasta 2050, así como las alianzas generadas con los gobiernos estatales y municipales permiten que la política de ordenamiento territorial y de vivienda trasciendan. Confío en que el próximo gobierno retome estos instrumentos y no haga “borrón y cuenta nueva”.
La semana pasada, en su participación en la COP 23 en Bonn, Alemania, Wolpert Kuri abordó algunas de las acciones que se han implementado para impulsar las viviendas sustentables en México, como la construcción de viviendas NAMA (Acciones de Mitigación Nacionalmente Apropiadas, por sus siglas en inglés).
El gobierno de la República ha construido 87 mil 860 viviendas bajo los criterios NAMA, superando las 80 mil soluciones habitacionales propuestas en el inicio de administración, la meta para 2018 es que este tipo de hogares llegue a cuatro de cada 10 personas.
Impulso al desarrollo
¿Cuál fue la postura de Conavi en la COP 23?
—La Conferencia de las Partes para Combatir el Cambio (COP 23) es un foro habitual para México ya que nosotros hemos tenido una serie de acciones hacia la sustentabilidad en la vivienda desde hace varios años.
En particular, en la COP 23 en Bonn fuimos a eventos enfocados a la implementación de un proyecto apoyado por la NAMA Facility Institution, conformada por los gobiernos británico y alemán, y que dieron soporte económico a la NAMA de vivienda mexicana, lo que nos generó la posibilidad de desarrollar más de 92 mil inmuebles con características de ese programa. Se debe anotar que la NAMA de vivienda mexicana fue la primera de este tipo de instrumentos en el mundo en implementarse en cualquier sector, esa una razón por la que la NAMA Facility decidió soportarla con recursos y compartimos la experiencia con muchos países.
En ese sentido una pregunta es muy recurrente: ‘¿Cómo le hicimos para que fuera exitosa, para rebasar incluso una meta que se veía ambiciosa de 80 mil en más de 11 mil viviendas con estas características?’.
Lo hicimos de la mano con el sector privado, con el Infonavit, con la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF) y de la propia inversión no sólo internacional, sino del gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto nos instruyó a encontrar la manera de que a través del subsidio, de la combinación de recursos privados y públicos se implementara la vivienda NAMA.
¿De qué manera podemos impulsar este esquema de vivienda sustentable para todo el país?
—Priorizándolo en las reglas de operación. La secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, Rosario Robles, nos ha instruido que adecuemos las reglas de operación del subsidio de la Conavi para priorizar proyectos que, por un lado, estén generando la mayor posibilidad para las familias de menores ingresos y, por otro, que privilegien las acciones de sustentablilidad, ése es un muy buen vehículo para lo cual nosotros diseñamos y coordinamos la estrategia nacional de vivienda sustentable.
Conavi se responsabiliza del diseño de política de vivienda y su implementación, pero hay otros organismos. La coordinación interinstitucional con el Infonavit, el Fovissste, con la Sociedad Hipotecaria Federal es fundamental para que la estrategia sea exitosa.
Para 2018, ¿cuál será el presupuesto de la Conavi para la estrategia de vivienda sustentable?
—Tenemos buenas noticias. El presupuesto que nos ha aprobado la cámara es incluso superior al que se aprobó para el ejercicio 2017 y eso nos permite proyectar y prospectar con la tendencia de vivienda sustentable que tuvimos en 2016. Hoy la industria y la oferta de las tecnologías eficientes están consolidadas en México, la gente prefiere una casa con estas características porque se ahorra dinero.
Más de 129 millones de pesos se ahorran anualmente con las viviendas que tienen las características NAMA, esto es un ahorro para la gente en sus facturas de electricidad, gas y agua.
El presupuesto es de 6.9 mil millones de pesos asignado a la Conavi, nosotros hoy por hoy logramos la enorme meta de que una de cada tres de las viviendas nuevas que reciben subsidio de la Conavi tienen características NAMA. Nuestra meta para el próximo año es que lleguen a cuatro de cada 10.
Reubicación una alternativa
Tras el sismo, ¿cómo hacer para que no sólo se reconstruya, sino que sea bajo un nuevo esquema de desarrollo urbano?
—Las estrategias para la reconstrucción a cargo de las distintas instancias del gobierno de la República tomarán en cuenta aspectos de imagen y de tipologías urbana. Para nosotros, en el caso de la vivienda, que en parte de la asistencia técnica se incorporen tipologías arquitectónicas de imagen urbana que le ayuden a configurar una visión a lo mejor más segura, más moderna y sustentable, no estamos en un proceso de reubicación en las viviendas que sufrieron daño total.
Estamos trabajando mucho con la Sedatu, con las autoridades locales que así lo deseen, en la actualización de sus reglamentos de construcción. Esto es algo muy importante porque estamos platicando la nueva agenda urbana para que también actualicen sus instrumentos de planeación que es muy importante.
¿Cómo hacer para que cuando se presente otro sismo no volvamos a tener el problema de las viviendas que se caen? ¿Cómo hacerlas más resistentes?
—Sin duda las especificaciones técnicas constructivas y la normatividad local son definitorias, quiero hacer una precisión con respecto a los sismos del 85 y el del 19 de septiembre de 2017, porque los reglamentos de construcción que sí se modificaron, en la mayoría de los casos, soportaron el sismo y los edificios que no lo aguantaron tenían aspectos que se deben revisar, mejorar; el solo hecho de modificar las normatividades y regulaciones constructivas es el camino para evitar que en el futuro, con un sismo se caigan viviendas o edificios.
En los casos de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Estado de México y de la Ciudad de México, que sufrieron daños en las viviendas en un número muy elevado, eran edificios que tenían construcciones previas a 1985.
En Oaxaca y Chiapas las construcciones tenían a lo mejor generaciones construyéndose, que no tenían una estructura o si la tenían, ésta respondía a características de construcción no aptas para una zona sísmica y por eso se cayeron.
Hoy, la gente en Chiapas y Oaxaca que está recibiendo la asistencia técnica, es lo primero que pregunta: ‘¿Por qué se cayó mi casa?, entonces buscamos que en la respuesta haya claridad, para que sepan que si tu construyes un cuarto que está pensado para tener solamente un techo y después le quieres construir un segundo nivel, esa vivienda va a estar en condiciones de presión que no serán las óptimas para resistir un sismo. Este tipo de precisiones técnicas, estamos buscando generarlas y poderlas proporcionar a la nación a través de la asistencia técnica.
Generar política pública
¿La Conavi debería tener facultades para revisar que las autoridades locales cumplan con los requerimientos de construcción?
—Las facultades que tenemos no son normativas, los reglamentos de construcción en particular y los planes de desarrollo urbano, son atribuciones de los gobiernos municipales, sin duda alguna. Hay algunas normas oficiales de construcción en donde hay responsabilidades a nivel estatal como federal de vigilar su cumplimiento, pero obviamente el sentido de la política de vivienda es federal, lo que nos faculta para poder producir la mayor información, compartirla, generar políticas que nos ayuden a inducir, a acompañar a los gobiernos estatales, a los municipales, en un proceso de normatividad, pero siempre respetando el marco constitucional.
Concretamente, no es facultad de la comisión vigilar o sancionar un mal uso de un reglamento emitido o diseñado por una autoridad municipal.
¿Pedirían al Congreso que les dé herramientas para auditar esos requisitos o esas actualizaciones a los reglamentos?
—Yo no iría tan lejos, lo que deberíamos de trabajar en el Congreso es cómo desde la Ley Federal de Vivienda podemos alinear estrategias de vinculación desde los tres órdenes de gobierno que se sumen a la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano, eso es algo que podemos proponer y generar los espacios.
Si la Ley General de Vivienda fuera una norma general, por ejemplo, tendría entonces ciertos aspectos jurídicos que le permitirían tener mayor injerencia, ese sería un paso más factible en el corto plazo.
Nos encontramos al final del sexenio, ¿cómo hacer que la política en materia de vivienda rebase a esta administración?
—Una de las formas en que se puedan prolongar las políticas públicas que resulten exitosas es cuando se generan alianzas y sinergias, en donde se involucra la participación de gobiernos estatales, municipales, incluso de proyectos que involucren el trabajo con organismos multilaterales y se crean compromisos que no son de un año, que duran hasta cuatro años. Estas estrategias son las que nos pueden marcar cierta seguridad de que las buenas prácticas van a permanecer.
¿Cómo generar una política que vaya más allá de los sexenios?
—Hoy por hoy tenemos sistemas de planeación que nos hablan de proyecciones a 2030, 2040, incluso a 2050. Las metas en materia de sustentabilidad no solamente las traemos nosotros, son parte del proyecto de Cambio Climático que tienen una visión 2030, las metas en materia de Desarrollo Urbano que son muy relevantes, esa agenda está trazada hacia 2040, entonces hay suficientes instrumentos que harán que el gobierno que venga, el que sea, tome en cuenta esas planeaciones para que no exista un tema de borrón y cuenta nueva.
Formamos parte de un sector en donde hay muchas instituciones que lo respaldan, financieras, la propia banca privada, si logramos, y ése es un propósito, dejar las bases para un programa para que atienda con subsidio para vivienda nueva a la población no afiliada al Infonavit, es una muy buena manera de perpetuar la política, porque ése es un gran mercado que no se ha atendido adecuadamente.
Solamente así, con hechos, y teniendo estos instrumentos transexenales de planeación que incluyan las proyecciones en materia de vivienda, es que podemos trascender con las buenas prácticas a lo largo del tiempo.
Frente a los comicios del próximo año, ¿cómo hacer que estos apoyos a la vivienda y lo que se ha hecho en materia de política de desarrollo urbano, no se tome con fines electorales?
—La mejor manera es ser estrictos en las reglas de operación del subsidio que otorga la Conavi, que son bastante complejas, puesto que funciona a través de entidades ejecutoras y estas tienen que estar responsables de que la población objetivo, es decir, familias vulnerables, sea siempre atendida.
No hay manera de que esto se pueda convertir en un tema electoral porque la dispersión de vivienda depende de dónde hay demanda por los subsidios y no se puede dirigir ni conducir a partir de una decisión en la Conavi.