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El 30 de septiembre de 1968, en un día como hoy, el general José Hernández Toledo, en representación del Ejército, entregó las instalaciones de Ciudad Universitaria a Ernesto Patiño Hernández y Octavio Roca Marín, directores de Administración, y de Patrimonio Universitario, respectivamente. Después, todos los elementos del Ejército desocuparon CU.
EL UNIVERSAL abre su archivo histórico para conmemorar los 50 años desde que el movimiento estudiantil tuvo mítines, marchas, asambleas e incluso enfrentamientos con elementos armados. En ese marco realiza un día a día en el cual busca recabar los acontecimientos más significativos, así como los sucedido en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco el 2 de octubre.
Luego de que las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recibieron las instalaciones, el entonces rector Javier Barros Sierra, junto con los directores y personal administrativo, desarrolla las labores.
De acuerdo con las autoridades universitarias, se dio la orden a los directores de todos los planteles de hacer un informe para conocer el estado en el que el Ejército entregó CU.
“Se convoca a todos los investigadores, técnicos, personal de difusión cultural y administración a que de inmediato reanuden sus labores y reitera la exhortación que implícitamente hizo a todos los miembros de la comunidad universitaria en su último discurso a la Junta de Gobierno de la UNAM”, se leía.
Por su parte, el Consejo Nacional de Huelga (CNH) indicó que pese a que Barros Sierra estaba de nuevo al frente de la Universidad, no estaban dispuestos a retomar la normalidad hasta que no se cumplieran los seis puntos del pliego petitorio.
El 30 de septiembre, las organizaciones Unión Nacional de Mujeres Mexicanas y Mujeres de México llevaron a cabo una marcha desde el Monumento a la Madre hasta la Cámara de Diputados, al llegar a su destino realizaron un mitin en el que demandaron amnistía general para todos los presos políticos y la inmediata de- socupación de los centros escolares en poder del Ejército.