A dos meses del asesinato de los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín Mora Salazar en la Sierra Taraumara de Chihuahua, la comunidad Jesuita reiteró el llamado al gobierno federal para avanzar en las investigaciones.
La comunidad Jesuita pidió a los tres niveles de gobierno para que avancen las investigaciones judiciales , además que no se pierdan en los laberintos de la impunidad y que se garanticen las condiciones de seguridad para los pobladores, en una zona donde aún prolifera el miedo.
"Estamos convencidos de que sin justicia no habrá reconciliación en la zona rarámuri y por eso, a la par de nuestra exigencia, desde la Compañía de Jesús mantenemos nuestro compromiso para proyectar soluciones que permitan avanzar hacia la pacificación del país, porque a 62 días de esos dolorosos crímenes, otros hechos de violencia se han sumado a esta crisis que padecemos", subrayaron.
Además la comunidad Jesuita invitó a la sociedad mexicana a participar, a partir de mañana, en las “ Jornadas por la Paz con Justicia en México”, cuyo objetivo es proyectar soluciones que permitan aportar hacia la pacificación del país.
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También a seguir los “Diálogos por la Justicia y la Reconciliación para la Paz” que impulsaron junto con la CEM y la CIRM, "este 21 de agosto, oraremos con la intención especial de que acabe la extorsión , un delito que lesiona el tejido social y profundiza las desigualdades económicas".
La comunidad Jesuita subrayó que la violencia que se vive en el país no se resuelve con estrategias que implican la ampliación de las capacidades del ejército, como quedó demostrado en la historia reciente.
" La militarización no es la respuesta , es sólo un paliativo que pone en riesgo la paz. Insistimos, frente a décadas de violencia, que el modelo de seguridad en todo el país debe ser revisado", mencionaron.
Para finalizar, enfatizaron en que la justicia es una obligación del Estado y es también un tributo a los sacerdotes Javier, Joaquín, Pedro y Armando, así como a las miles de víctimas de la violencia en el país, cuyos nombres se mantienen en el corazón de sus deudos.
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ardm