La movilidad en la calle de Comercio, en la colonia Escandón, no se detiene, sin importar la hora del día. Durante toda la noche no dejan de llegar personas, ya sea en sus autos, taxis o caminando, que buscan rellenar los tanques de oxígeno que usan sus familiares que han enfermado de coronavirus.

Carlos Martínez pasó casi cuatro horas buscando un lugar para poder rellenar el cilindro de oxígeno que necesitaba su paciente. Residente del Estado de México, primero buscó por la zona de Atizapán, después en Naucalpan y... nada. Una persona les recomendó acudir a este punto, dada la premura, y él y su acompañante no lo dudaron y optaron por cruzar la Zona Metropolitana.

“Ahorita tengo la urgencia porque se me terminó [el oxígeno del tanque]. Tengo un paciente con problemas de oxigenación, llevamos como dos horas buscando, más la hora y media que tardamos para llegar aquí; en total llevamos como cuatro horas”, comenta Martínez, mientras toma lugar en la pequeña fila que se encuentra afuera del local.

Sin importar la hora, la gente busca oxígeno
Sin importar la hora, la gente busca oxígeno

Jorge Solórzano es otra de las varias decenas de personas que acudieron al lugar entre las 12 de la noche y las cuatro de la mañana de este viernes 5 de febrero. Acompañado por su esposa, Solórzano cuenta que durante estas últimas dos semanas ese peregrinar nocturno lo hace prácticamente todos los días, aunque en esta ocasión nota una pequeña diferencia: ya no hay tantas personas solicitando el servicio como hace unos días.

“Vengo dos veces al día. En ocasiones la fila llega a la esquina, pero ahorita no hay nada de gente. He estado formado hasta de tres horas, sin importar que sea la una de la mañana, sigue y sigue llegando gente”, responde Solórzano, quien espera poder rellenar los tres tanques que está usando su hermano y que le servirán unas 12 horas; después de eso, el peregrinar para encontrar un local que tenga oxígeno se repetirá.

Sin importar la hora, la gente busca oxígeno
Sin importar la hora, la gente busca oxígeno

La noche corre y el sonido de los autos, de los diablitos en los que son transportados los tanques, las voces de personas preguntando si está abierto, y el golpeteo a la pequeña puerta para ser recibidos, no se detiene.

Durante las cuatro horas que estuvo EL UNIVERSAL afuera del local se contabilizaron a más de 50 personas que acudieron para pedir el servicio. En la Ciudad de México este local es uno de los más solicitados debido a que está abierto las 24 horas del día.

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