Al lograr la aprobación de la reforma al Poder Judicial la mañana de este miércoles 4 de septiembre, los gritos eufóricos de diputados de Morena, Partido Verde y Partido del Trabajo retumbaron en el gimnasio de la Sala de Armas del Deportivo Magdalena Mixhuca.
“Sí se pudo, sí se pudo”, gritaron para arropar al líder de la bancada de Morena, Ricardo Monreal.
Y fue todo lo contrario a las tres o cuatro horas previas, en las que se presentaron las reservas al dictamen, y decenas de sillas de plástico que utilizaron como “curules”, estaban vacías, porque los diputados y las diputadas habían decidido levantarse para estirar las piernas que reclamaban el cansancio.
Los que quedaban extendidos en sus lugares levantaban la mano con desgano, por momentos, para desechar reservas a destajo: 607 de 610, para ser precisos. Las caras largas reflejaban el fastidio del pésimo sonido que llevaban escuchando por casi 24 horas.
Sin embargo, los diputados y diputadas recobraban el ahínco para defender o enumerar las consecuencias negativas de la reforma, una vez que pasaban al micrófono.
20 minutos antes del último turno para presentar reservas, que utilizó Ricardo Monreal, los diputados oficialistas fueron apareciendo de nuevo y las sillas vacías volvieron a ocuparse.
“Estas han sido horas agotadoras, pesadas, incómodas, cansadas, aunque resalto que sin enfrentamientos, sin violencia, con civilidad”, refirió Monreal Ávila en el tiempo que le concedieron para presentar su reserva al dictamen, y que al final retiró. Nadie se enteró de qué se trataba, porque dedicó el tiempo a reconocer el trabajo de Morena y sus aliados.
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A las 09:37 horas de este 4 de septiembre, los diputados que apoyaron la iniciativa del titular del Ejecutivo festejaban eufóricos como si desconocieran que la votación estaba cantada desde el pasado 21 de agosto, fecha en la que el Instituto Nacional Electoral (INE) definió la mayoría calificada que hoy arrasó en la sede alterna de la Cámara de Diputados.