El Plan de Estudios de Educación Básica que la Secretaría de Educación Pública (SEP) aplicará para el ciclo escolar 2022-2023 se centrará en crear niñas, niños y adolescentes felices, críticos del mundo que los rodea, y no construir perfiles que respondan al mercado laboral.
“No se busca enseñar conocimientos, valores y actitudes para que las niñas, niños y adolescentes asimilen y adapten a la sociedad a la que pertenecen, tampoco es función de la escuela formar capital humano desde la educación preescolar, primaria y secundaria hasta la superior para responder a los perfiles que establece el mercado laboral”, cita el documento que comenzará a aplicarse el 29 de agosto.
Agrega que la escuela “debe formar niñas, niños y adolescentes felices, ciudadanos críticos del mundo que les rodea, emancipados, capaces de tomar decisiones que beneficien sus vidas y las de los demás”.
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Dice que “la escuela pública debe preservarse como un espacio de convivencia estrictamente laica y defenderse de planteamientos que desean reducirla a una institución que provee servicios de aprendizaje para satisfacer creencias, fanatismos y prejuicios que provengan de particulares con intereses religiosos, empresariales o políticos”.
Expertos en educación aseguran que el Plan de Estudios es confuso e improvisado, deteriorará más los aprendizajes de niñas, niños y adolescentes, y pone en riesgo el derecho de los alumnos a recibir educación de calidad.
“Los maestros ya están cansados de tantas confusiones, ambigüedades e improvisaciones y terminarán haciendo lo mismo de siempre. Cerrar la puerta de su salón de clases para trabajar con sus estudiantes con lo que pueden, dice Patricia Ganem, vocera de la organización civil Educación con Rumbo (ECR).
Comenta que toda nación vive alrededor de un modelo económico, “puede ser economía social, liberalizada, puede ser de cualquier tipo, pero ese no es el problema, sino que la educación tiene que ir acompañando las habilidades para integrarse a la sociedad. Si queremos cambiar esto, hay que ser congruentes”.
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Expone que está de acuerdo con que en los planteles se descaminen conocimientos para ser felices, aunque argumenta que el conocimiento y el aprendizaje se basan y se estructuran en función de contenidos.
Fátima Masse, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco), dice que el nuevo plan de estudio para educación básica es vago y un posicionamiento, un recuento histórico de las distintas reformas educativas que se han implementado en el país.
“Presenta una falta de claridad en los contenidos prioritarios y los retos que tendrá el personal directivo y docente de cada escuela para llevar el plan a la práctica, lo que podría repercutir en las brechas de desigualdad que se viven en el país”, subraya.
Afirma que el documento de la SEP es mucho más un texto ideológico que una estrategia con rumbo claro: “Ahora, la felicidad es muy difícil de determinar. Primero, qué es y cómo voy a garantizar que las niñas y los niños sean felices. Y la segunda es, la educación, nos guste o no, tiene una utilidad práctica que es todo lo que voy a saber hacer cuando llegue a la vida laboral. Entonces, desde el momento en que perdemos ese objetivo sí ponemos en una situación muy vulnerable a los estudiantes”, considera.
Integrante del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, Alma Maldonado, señala que la gran preocupación que existe es que el Plan de Estudios para Educación Básica 2022, dejó de lado los conocimientos básicos.
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