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Del inmueble marcado con el número 205, en la calle Frontera de la colonia Roma Norte, entraba y salía como si nada, parecía estar de vacaciones.
Llevaba aproximadamente seis meses hospedado en ese hotel de la Ciudad de México, pero el hombre de 38 años, de doble nacionalidad, ya tenía marcaje personal de las autoridades federales que siguieron todos sus movimientos a detalle.
El jueves, José María Guízar Valencia, El Z-43, líder de la organización de Los Zetas, salió del hotel Marbella, como acostumbraba. Su outfit era casual, una camisa color rojo.
Los trabajos de inteligencia de la Comisión Nacional de Seguridad, por medio de la Policía Federal, así como del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), ya eran suficientes para cumplimentar las órdenes de aprehensión por los delitos contra la salud, tráfico de armas, delincuencia organizada, homicidio y secuestro.
“¡Se equivocaron de persona!”, dijo a los elementos de la Secretaría de Marina-Armada de México (Semar), cuando lo interceptaron antes de cruzar la puerta automática del hotel.
No había modo de equivocarse, lo tenían plenamente identificado como uno de los 122 objetivos prioritarios del gobierno federal
Insistió para evitar su detención.
“¡Se está cometiendo un error!”. Pero en la operación de las autoridades no había margen de error. Se trataba de uno de los principales generadores de violencia, por quien el gobierno estadounidense ofrecía 5 millones de dólares.
No fue necesario el uso de la fuerza por la forma en que se realizó el operativo. Incluso nadie, o quizá pocos, se percataron de la detención de Guízar Valencia.
“¡Aquí no pasó nada! ¡Aquí no vimos nada!”, fustigó un empleado del hotel Marbella ubicado en el recepción.
Sobre la calle de Frontera, a la salida del hotel, una señora vende billetes de Lotería. Nadie vio, hasta antes de oscurecer, cuando terminó su jornada laboral.
En la esquina, los del puesto fijo de dulces tampoco vieron nada.
Unos empleados del hotel alcanzaron a ver que el huésped, que llevaba aproximadamente seis meses, había sido detenido por marinos.
Era prioridad. El objetivo 109, detenido en la capital del país, es señalado por Estados Unidos por el trasiego de droga en una ruta Colombia-México, cruzando por Guatemala.
En 1998 comenzó con las actividades ilícitas en Michoacán, para 2001 se extendió a Tamaulipas, y en 2003 estableció su centro de operaciones en el municipio de Palenque, Chiapas, donde reclutó a delincuentes de la zona.
Fue creciendo su poder. En 2005 se metió a Veracruz y dos años después estableció conexiones con otros proveedores en Centro y Sudamérica. Su poder cruzó fronteras.
En conferencia, el comisionado Nacional de Seguridad, Renato Sales Heredia, detalló que en 2013 comenzó a operar en Puebla y dos años después el gobierno de Estados Unidos solicitó la extradición de El Z-43.
José María Guízar Valencia fue puesto a disposición del agente del Ministerio Público de la Federación, adscrito a la Subprocuraduría Especializa en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO).
“Con la información de inteligencia recabada en varios puntos del país, los elementos federales obtuvieron información para su ubicación y detención en la Ciudad de México.
“Al detenido le fue leída la Cartilla de Derechos que asiste a las personas en detención y en todo momento fueron respetados sus derechos. Es importante mencionar que por las características del operativo no fue necesario el uso de la fuerza”, explicó.
El gobierno federal fijó una lista de 122 objetivos prioritarios para neutralizar sus actividades tanto financieras como operativas, además, por la violencia que ejercen. En ella incluyen al Cártel de Sinaloa como al de Jalisco Nueva Generación, Los Zetas, Caballeros Templarios, Beltrán Leyva, el Cártel de Juárez, los Arellano Félix y la Familia Michoacana.
Antes de José María Guízar Valencia, El Z-43, en noviembre fue detenido Samuel Lizárraga Ontiveros, El Tortillero, integrante de Los Mazatlecos, brazo armado de Los Beltrán Leyva.
No hay narco en la Ciudad. El jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, descartó que la capital de la República sea centro de operación del narcotráfico, esto tras la detención en la colonia Roma de José María Guízar, El Z-43.
El mandatario argumentó que la captura fue producto de un trabajo de seguimiento de las autoridades federales y comentó que si la capital fuera centro de operaciones, entonces dicha detención no hubiera derivado de una orden de aprehensión.
“Aquí se han detenido a muchas personas que son seguimientos, en una ciudad donde hay 16 millones de personas. Lo importante es que es un trabajo coordinado y es otro hecho con resultado positivo, pero se imaginan si fuera el centro de operaciones, pues hubiera sido como acaecido en Tláhuac”, dijo.