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“Mejor vive en la gloria y no en el infierno”, recomienda una mujer que durante 22 años fue explotada sexualmente por un grupo criminal.

En un video difundido ayer por la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), ella narra que a los 19 años fue captada por una mujer que la presentó con un hombre “guapo, alto, de ojos bonitos, pelo rubio, cuerpazo”, quien con joyas y dinero la convenció, simuló casarse con ella y la prostituyó.

“Tenía 19 años con un título en la mano pensando, ignorante, que no valía nada en otra parte. Pues de ahí me voy a estudiar inglés y en la escuela conozco a La Güera.

“La Güera era la enganchadora de ellos, muy buena onda, se veía bien. Me fui de mesera y ahí lo conozco… era un tipo guapo, alto, de ojos bonitos, pelo rubio, cuerpazo...

“A mí me daba joyas, dinero, ¡uff! No sabía dónde estaba entrando ni dónde iba a caer. Pues nos casamos, estuvimos como seis meses de luna miel y me preñó. Ahí fue cuando empezó el martirio.

“Me dio una golpiza porque no fui a abortar y casi me saca a mi hija a golpes, pero cuando nació mi niña me dijo: ‘Ahora sí vas a trabajar’. El trabajo era prostituirse”.

Explica que la llevaban a “edificios donde habían 10, 20, 30 mexicanos en cada departamento y había que acostarse con todos; si no lo hacías era una golpiza”.

La víctima relata que el hombre y ella fueron detenidos. “Debajo de la casa había un sótano con gente secuestrada y drogas, y nos llevan presos a los dos, a mí también, y a la niña la agarra el DIF.

“Mientras yo trabajaba, él tocaba a la chiquita, abusaba de la muchachita, de mi niña, y luego la vendieron. No la agarró el DIF y yo no estaba casada, todo [el matrimonio] fue falso, el juez era de ellos mismos.

“Salimos de prisión y yo voy a buscar a mi niña al DIF, y no hay niña ahí. El DIF no recibió a una niña, ya no la encontré nunca más. Fueron golpes, malos tratos y violencia todo el día, a toda hora.

“Estuvimos en toda la República Mexicana en el secuestro, no nos podíamos salir”, relata. Asegura que tenía sexo con varios hombres.

“Fumaba 70 piedras al día”. “Y un comandante me dio la libertad, me hace una casita de madera todavía. Yo fui cocinera de crack para ellos cuando ya no quise prostituirme. Fumaba piedra, 60, 70 piedras diario.

“¡Ya no quiero, ya no quiero, ya no quiero! Entonces, conozco a Cristo y empiezan a ayudarme en la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra) a hacer una denuncia al MP, porque si no lo haces entonces nadie sabe de tu problema.

“A veces necesitamos más, pero si estudias y te esfuerzas por lograr tu éxito va a salir mejor que irte con un pelado que te va a golpear, a maltratar y que no te va a dar de comer, que no vas a poder ver a tus bebés, que va a ser un martirio, un infierno. ¿Y para qué? Mejor vive en la gloria y no en el infierno”, subraya la mujer.

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