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Adriana reclama que por un delito que no cometió, su esposo estuvo encerrado por cinco años en el Centro Preventivo y de Reinserción Social Neza Bordo, un lugar al que califica como un infierno.
Ella asegura que aunque las autoridades no tenían pruebas, encerraron a su pareja por un presunto robo. Durante la detención, su familiar habría sido torturado por agentes del Estado de México, además de que Adriana nunca fue notificada del lugar en el que estaba arrestado su esposo.
“Un día recibí una llamada en la que me preguntaron si yo conocía a tal persona porque estaba encerrada en la cárcel. Así empezó todo el sufrimiento para nosotros”, asevera Adriana, quien pidió ocultar su verdadera identidad por cuestiones de seguridad.
Los años en los que su marido estuvo recluido en la cárcel de Neza Bordo pasaron muy lento para ella debido a todo lo que ocurrió: “Nosotros preferimos pagar todo lo que nos pedían, de lo contrario se corría el riesgo de que mataran a mi esposo. Es mucho dinero, al menos tres mil pesos pagábamos al mes”.
Adriana comparte que en ese centro de reclusión ubicado en el Estado de México cobran hasta por respirar: “La comida a la que tienes derecho te la cobran y si quieres entrar a ver a tu familiar es lo mismo”.
Sobre este tema también comenta que todo en la cárcel es un negocio, pero que el dinero no se va directo a las autoridades, sino que hay un reo que controla todo en la prisión.
Respecto a la capacidad de las autoridades para recuperar el control de la cárcel, afirma que son superadas en número, además de que sospecha que los mismos custodios provocan que los prisioneros se peleen.
“Las autoridades tratan como perros a las presos, no los respetan y nosotros no teníamos con quién quejarnos porque la misma directora del penal nos ignoraba”, reclama.
Después de haber pasado media década en el penal de Neza Bordo, el esposo de Adriana fue enviado a un penal federal en Oaxaca.
“La justicia es para los ricos”, concluye Adriana, quien ahora debe pagar hasta tres mil pesos para visitar a su pareja.