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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
La Arquidiócesis Primada de México advirtió que Chiapas es el caso más lamentable de “pobreza, olvido y marginación polarizada por conflictos añejos”, situaciones que se acentúan conforme se acerca el periodo electoral.
“Los más vulnerables son los sencillos, la gente humilde que anhela vivir en paz, mientras otros se enriquecen sin límite”, resaltó el editorial “Chiapas, desastre humanitario”, publicado en el semanario religioso Desde la Fe.
En este artículo se mencionó que el pasado 28 de noviembre, el Consejo Presbiteral de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, encabezado por el obispo emérito Felipe Arizmendi Esquivel, denunció las condiciones “de verdadero terror” en la zona de los municipios de Chalchihuitán y Chenalhó.
En estas comunidades 5 mil indígenas abandonaron sus hogares para salvar la vida. De acuerdo con el organismo, desde 1973, por errores atribuidos a la Secretaría de la Reforma Agraria, se suscitaron disputas territoriales. Desde entonces, no hay seguridad jurídica en esas comunidades. La denuncia es que ni las fuerzas armadas o policiacas han podido hacer frente a la situación.
Ante esta denuncia, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) emitió una serie de recomendaciones a la Secretaría de Gobernación, basándose en las declaraciones y testimonios del clero sobre las condiciones de los miles de desplazados chiapanecos, quienes no cuentan con alimentos ni atención médica; no hay elementos necesarios para la subsistencia más elemental.
Las personas desplazadas, según la información recabada por la CNDH, son mujeres embarazadas, menores de edad y personas mayores sin refugio y a merced de las bajas temperaturas de la región.
Afirmó que esta situación cobró la vida de cuatro niños. “Según monseñor Arizmendi, la crisis se recrudece; pero el problema no ha tenido solución a pesar de las solicitudes de mediación y pronta solución.
“El conflicto viene arrastrando desde hace más de 40 años y está teniendo similitudes con la crisis de Acteal, recordada por la salvaje matanza ocurrida hace 20 años, el 22 de diciembre de 1997”.
La Arquidiócesis subrayó que el problema de los desplazados llega a dimensiones que dejan descubrir lo que es un vicio arraigado y perpetuo, y que perjudica a los más pobres; “la ausencia del Estado de derecho, fortalecida por los manejos de poderosos con oscuros intereses desmedidos. No importa que para conseguirlos se pierdan vidas humanas”.