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San José, Costa Rica
Esposado de piernas y de manos, el político mexicano Roberto Borge Angulo pasa sus días en las instalaciones de la Policía Nacional de Panamá en Ancón, suburbio en el oeste capitalino de ese país, en una jaula sin baño, con barrotes de hierro de una altura aproximada de un metro y 80 centímetros y una superficie de seis metros cuadrados —dos de ancho y tres de largo— y duerme en una colchoneta en el piso de cemento.
Otras dos jaulas similares siguen en una fila de celdas a la de Borge, permanentemente vigilada con una cámara de video y audio que capta las conversaciones del ex gobernador de Quintana Roo con su equipo legal.
La descripción fue hecha a EL UNIVERSAL por el abogado panameño Sidney Sittón, uno de los defensores del político mexicano que en la noche del 4 de junio anterior cayó preso en Panamá, a petición de las autoridades de justicia de México.
“La situación de Borge es dramática”, contó Sittón a este diario, al explicar que las cárceles en las que está su cliente son para policías en castigo o que purgan condenas y que, por ley, son recluidos en esos sitios.
“Para ponerlo de forma gráfica, es exactamente como si se estuviese viendo una guacamaya dentro de una jaula. Lo tienen esposado de piernas y de manos. Obviamente esas condiciones atentan contra sus derechos humanos y son una violación al debido proceso legal y al derecho a la defensa”, relató.
A consulta expresa de este periódico, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá reafirmó que el caso de Borge Angulo está sujeto a un profundo respeto a los derechos humanos. Las autoridades policiales panameñas acostumbran negarse a revelar detalles sobre las celdas.
Los defensores del político plantearon el caso el mes pasado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en Washington.
Sin control. Sittón aseveró que el ex gobernador, de 37 años, “está en celdas clandestinas de la policía sin vigilancia ni supervisión del Sistema Penitenciario Nacional”.
“Cuando uno habla con él dentro de esa jaula, a las espaldas hay una cámara que filma y capta audio. Y toda la conversación que él tiene con sus abogados es grabada. Esta situación rebasa los límites de los estándares internacionales de protección a los derechos humanos”, denunció.
Esta situación se da, añadió, “por parte del Estado panameño” para que Borge “decline de seguir defendiéndose dentro del proceso de extradición absurdo que ha planteado México, y digo absurdo porque las falencias son enormes”.
El gobierno de Panamá autorizó el 15 de septiembre anterior la extradición de Borge a México, para ser juzgado por los presuntos delitos de “lavado” de dinero, aprovechamiento ilícito del poder, peculado y desempeño irregular de la función pública.
La defensa, que el 2 de octubre apeló la resolución judicial, presentó el 25 de septiembre un “habeas corpus correctivo” ante la Corte Suprema de Justicia para denunciar la violación de los derechos humanos del ex gobernador, por la condición “infrahumana” de encarcelamiento y por negársele acceso a un médico especializado por un problema renal crónico que padece.
“La comida y el trato a Borge en Ancón es semejante a la que se utiliza para hacer confesar a las personas con la tortura”, reveló Sittón. Los baños están fuera de la celda y los presos “tienen que llamar para que los lleven”, narró, al aclarar que ni a los abogados se permite entrar “con cámara [fotográfica], [teléfono] celular, saco, maletín ni artefacto eléctrico”.
Tras su captura en un avión comercial en el aeropuerto internacional Tocumen, de la capital panameña, en el que pretendía viajar a Francia, Borge permaneció preso en un puesto migratorio y luego en Ancón, pero el 9 de junio se le trasladó a El Renacer, centro penitenciario en las afueras de la ciudad y cerca del sector del Canal de Panamá en el océano Pacífico.
El jueves 21 de septiembre, y por alerta de fuga, se le transfirió a Ancón, donde estuvo en huelga de hambre a finales del mes pasado y ahora espera que se dirima la apelación que planteó contra su extradición a México.